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Wenceslao Cruz

El Ron de la Tricontinental

El Sr. Leopoldo Javier Aurell Requena, director de la firma valenciana ‘Borton World Brands’, dedicada a la importación y venta de licores cubanos en España y otros países europeos, y D. Osvaldo Martínez Ramírez, gerente general de Comercio Exterior Valenciano (CEXVAL S.A.) en La Habana, han tenido amplia cobertura en los medios Castristas. Estos medios utilizan la siguiente expresión en titulares: «Las firmas Borton World Brands y CEXVAL S.A., ambas de Valencia, cierran filas para el envío de productos cubanos hacia el Viejo Continente».

En su discurso, fechado un martes 3-12-2002, Castro advertía sobre los peligros del Ron ante un grupo de estudiantes de medicina, y alertaba que si bien no haría una “Ley Seca” si encarecería considerablemente el precio. Agregó: «Lo siento mucho por aquellos simpatizantes de la revolución que les gustaría de vez en cuando empinar el codo» como si la medida fuera principalmente encaminada a los no simpatizantes de su “robolución” por lo que sus, aún engañados aduladores, tendrían que asumir estos efectos colaterales.

El dictador, pensando quizás en su alcohólico hermano Raúl, considera dañino a uno de los productos que más identifica a Cuba, su Ron. Y quizás los bien pensados puedan entender esta medida tan antipopular, pero ¿por qué incrementa su producción y lo dedica a la exportación?. Es que ¿manda a Leopoldo y a Osvaldo, como soldados de una nueva Tricontinental, a esparcir por tierras “enemigas” esta “dañina” droga? Una explicación que se aproxime más a la realidad, sería muy compleja, pero un análisis más o menos superficial puede que resulte interesante e ilustrativo.

Castro, para consumo interno, no quiere el Ron, y para ello se acoge a su efecto dañino. Coincidimos que es dañino cuando se bebe sin moderación, como podría pasar con el mejor de los vinos españoles. Para nadie, y principalmente cubano, existe el desconocimiento del afán de protagonismo y propaganda que rodea al viejo tirano. Exportar en estos momentos todo su Ron, no es solo una inyección a su mal gestionada economía, sino que le representa una nueva forma de propaganda al exterior. Por eso no hay duda en el uso de la expresión: «Las firmas ..., cierran filas...» en la titularidad del artículo, como si fuera una cuestión crucial o de guerra. Castro nunca ha destinado la mayor parte del Producto Interno Bruto (PIB) cubano para consumo interno, siempre ha necesitado del capital, que dice aborrecer, para exportar su “revolución”, para apuntalar regímenes que se avienen a sus intereses como el de Chávez en Venezuela, para promover la inestabilidad en países de todos los Continentes, para apoyar a organizaciones terroristas como las FARC de Colombia o la ETA en España.

Es muy difícil no imaginar, en la actualidad, la mano oculta de Castro en los problemas nacionalistas que está sufriendo España. Los estrechos vínculos con el gobierno vasco, y su acercamiento a comunidades españolas con intereses secesionistas no deja de ser preocupante. El dictador cubano, ya no va directamente con tropas a sembrar revoluciones, les vende las semillas a empresarios sin escrúpulos para que ellos sean quienes financien indirectamente a las organizaciones terroristas.

Es por lo que debe quedar claro a un español, que cada vez que le compre a Cuba, entiéndase Castro, uno de sus productos, estará pagando de forma inconsciente e indirecta el asesoramiento y el apoyo a una banda u organización terrorista como ETA, como prueba solo tendréis que visitar alguna de las webs terroristas que pululan por la red y verán infinidades de artículos propagandísticos de Cuba, sus logros, sus productos.

Las autoridades españolas deberían ir considerando, seriamente, que los beneficios económicos de la venta de Havana Club, Legendario, Cohiba, etc., podrían ser una fuente de financiamiento al terrorismo en alguna de sus formas; y su publicidad, sin exagerar, constituir un delito grave de apología del terrorismo.

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