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Encarna Jiménez

Noches con cámara

“REC” y “Siete días, siete noches” son dos programas nocturnos estrenados esta semana por Telecinco y Antena 3 respectivamente que contienen algunas similitudes. “REC” tiene a Jordi González, un profesional catalán curtido en mil batallas informativas y de entretenimiento su protagonista principal. Es un programa de reportajes del que de momento sólo se han preparado tres entregas, aunque podrían montarse algunos más de forma esporádica. De momento, cubre el hueco un día a la semana del espacio “Crónicas marcianas” hasta que vuelva Sardá, que se despidió con bronca empresarial antes de las vacaciones de verano.

El primer día, Jordi González hizo de testigo y conductor de dos reportajes dedicados al tráfico de éxtasis y el mundo del Bagdad, un local de larga tradición en el mundo de la pornografía barcelonesa. La incursión en las tinieblas de la noche, la delincuencia y el porno corresponde al horario de “late night” del programa, y la utilización de cámara oculta es uno de sus recursos, aunque no el único. La estética, algo cinematográfica, está bastante cuidada, pero en conjunto no deja de ser uno de esos espacios de circunstancias que, desde el punto de vista informativo no supone ninguna gran aportación y, desde el escándalo, tampoco. “REC” es un programa “oportunista” que reaparecerá con el mismo nombre u otro como un guadiana nocturno para rellenar horas tras la película de turno.

En “Siete días, siete noches” también se utiliza de forma anecdótica la cámara oculta, como ocurrió en su primera entrega, en la que se puso una en el bañador de una modelo de la Pasarela Gaudí, pero su esquema no es el de un reportaje cinematográfico, sino más bien el de un magazine en el que Pedro Piqueras presenta en directo los reportajes y hace entrevistas con personajes de actualidad. Tamayo, Jesús Gil y Poli Díaz fueron los primeros protagonistas de un espacio que tiene también la intención de enganchar a parte de la audiencia trasnochadora. Antena 3 ha querido plantear un programa que tenga un interés informativo sin renunciar al entretenimiento que aporta el tratar temas que suelen desmenuzar los programas de información rosa y negra y los de testimonios.

Una vez más, las dos cadenas privadas generalistas parecen ponerse de acuerdo en ofrecer lo mismo con pequeñas variantes como si cualquier ruptura con lo que se ofrece en las distintas cadenas fuera un abismo que ninguna empresa quiere arrostrar.


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