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Guillermo Rodríguez

MSN quiere ser nuestro padre

MSN, uno de los portales de contenidos y servicios más visitado del mundo, desactivará a partir del próximo 14 de octubre sus chats en 28 países. La medida, explica la compañía en un comunicado, se ha adoptado como parte de su esfuerzo “por ofrecer a sus usuarios una experiencia on line más segura".

Dicho con otras palabras, pretende erradicar el spam (correo no solicitado) y alejar a los “depravados sexuales” que, a su juicio, pululan por las salas de chats. Sólo permanecerán abiertos los canales en EEUU, Japón y Canadá. No es ninguna causalidad que en estos países el acceso sea de pago. ¿Cobrará dentro de unos meses por los servicios que ahora amenaza con cerrar?

MSN es tajante: si algo no funciona se elimina. No hace nada por erradicar los fallos que puedan localizarse en sus servicios, no. Para qué complicarse la vida. Los cierra y asunto resuelto.

MSN podría haber optado por otras medidas menos tajantes y maniqueas como, por ejemplo, supervisar lo que se cuece en sus chats. Lo mismo podría hacer en Hotmail, su servicio de correo gratuito. Cualquiera de sus usuarios habrá podido corroborar (para su desgracia) que al cabo del día recibe más spam que mensajes solicitados. En cambio, si se opta por abrir una cuenta de correo en Yahoo! apenas recibe basura en su e-mail. ¿Misterio de la ciencia? En absoluto. Simplemente que Yahoo! ha trabajado para prestar un buen servicio y MSN no.

Esperemos que ninguna compañía emplee la misma táctica que MSN. Porque, por las mismas, deberían cerrar todos los bares, discotecas y lugares frecuentados por supuestos depravados sexuales. Incluso los alcaldes podrían cerrar las calles de la ciudad a partir de las once de la noche... por lo que pueda pasar. O, por qué no, cercar las escuelas a la hora de salida para evitar que se cuelen los desaprensivos.

Existen ejemplos a patadas. Por eso no se entiende la opción tomada por Microsoft. Volvemos de nuevo a la lucha entre la libertad de expresión y la censura en Internet. Probablemente, en este caso, no es necesario que Microsoft haga las veces de papá bueno cancelando un servicio que considera peligroso. Esa responsabilidad debe recaer sobre los padres de los chavales que frecuentan los chats.

Nos estamos acostumbrando a que los demás decidan por nosotros, a que sean las compañías las que nos digan lo que debemos usar y lo que no, a pagar justos por pecadores. Porque lo peor de toda esta censura de MSN es que también afectará a los millones de personas, jóvenes y que no lo son tanto, que han encontrado en los chats un lugar perfecto donde buscar nuevos amigos, pareja o simplemente alguien con quien charlar.

¿Surtirá efecto la medida aplicada por MSN? Sinceramente, todo parece indicar que no. Existen millones de chats en Internet, y los usuarios cambian de páginas como de calcetines. Se les cierra un servicio y lo buscan en otro lado con sólo teclear otra dirección. Ni prohibiendo la droga se impide su consumo, ni limitando la velocidad por autopista a 120 kilómetros hora se consigue que los automovilistas vayan más despacio.

Sobre la otra justificación esgrimida por MSN para cerrar sus chats, la cuestión del spam, ahí si que Microsoft tiene la obligación de tomar cartas en el asunto. No porque sea un problema de primer orden, sino porque sus contrincantes ya han encontrado la forma de evitar que se llenen los buzones de sus correos con mensajes molestos. Y si los demás pueden, ¿por qué no Microsoft?


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