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EDITORIAL

Zapatero, el apuntador y el autor

Vaya por delante que no es absolutamente necesario que un líder político domine los arcanos y entresijos de la ciencia económica. Tampoco es imprescindible que sea una autoridad en materia fiscal o en la elaboración de los Presupuestos. Ni siquiera es preciso que sea él mismo quien marque las líneas generales del programa económico de su partido. Basta con que sepa elegir bien a sus colaboradores directos, rodeándose de un equipo mínimamente competente. Pero sí que es inexcusable que, al menos, el candidato a presidente del Gobierno tenga algunas nociones elementales acerca de política económica y fiscal. Aunque sólo sea para interpretar correctamente las propuestas que elaboran sus asesores y colaboradores, elegir las más atractivas o las más coherentes con su línea política y después explicarlas a los ciudadanos y defenderlas en el Congreso con convicción y sin titubeos.

Sin embargo, Zapatero, tras largos años como diputado y tras haber presenciado, por tanto, muchos debates sobre Presupuestos en el Congreso, y después de tres años en la secretaría general del PSOE, no dispone aún de esos rudimentos en materia de economía que debe poseer el líder de un partido político con aspiraciones de gobierno. Tras “cantar” de memoria las líneas generales del programa que Miguel Sebastián está elaborando para el PSOE y terminada la rueda de prensa, el líder del PSOE demostró la magnitud de su ignorancia acerca de economía y fiscalidad. Los micrófonos, inoportunamente abiertos, revelaron qué había tras el papel y la tramoya del discurso: un Zapatero que confunde conceptos fiscales como la progresividad y la regresividad, que tiene grandes dificultades para comprender el sentido último de lo que acababa de exponer ante los periodistas. Y lo que es peor, que pregunta a Jordi Sevilla si prefiere que él “entienda las cosas” para explicarlas mejor. Y a quien Sevilla responde “lo que tú necesitas saber para esto... son dos tardes”, pues “está chupado”.

Triste espectáculo el que ofrecieron Sevilla y el líder del PSOE, y en el que CNN+, del grupo PRISA –¿querrá Polanco hundir definitivamente a Zapatero?–, se recreó insertando incluso subtítulos para que se entendiera mejor la conversación. Además, Sevilla no perdió ocasión de dar a entender a su jefe lo muy dolido que está por que Zapatero haya confiado la elaboración del programa económico a Miguel Sebastián, ex jefe del servicio de estudios del BBVA. Y Jesús Caldera puso la “guinda”, manifestando a Zapatero y a Sevilla que “vamos liarla”, en relación con el Pacto de Toledo. Este episodio muestra una vez más, en toda su crudeza, que el actual equipo del PSOE entiende la política como una mera cuestión de retórica e imagen; es decir, algo así como una función teatral donde, en este caso, el autor del “drama” es Miguel Sebastián, Zapatero es el actor que se aprende su papel de memoria y Sevilla ejerce de apuntador y crítico, en el marco de un bonito decorado. Pero de nada sirven los afeites retóricos con los que algún notable columnista y académico de “derechas” ha intentado recientemente –él sabrá por qué– camuflar la desnudez de Zapatero si PRISA decide exponer a su propio candidato –en el caso de que aún lo sea– a la vergüenza pública.

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