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Ignacio Villa

¡Este chico es una pena!

Al paso que vamos, el próximo 26 de octubre Esperanza Aguirre se va a quedar sin adversario político. Rafael Simancas, al son de las encuestas, cada día que pasa se empeña en hundirse más y más. De machada en machada, de barbaridad en barbaridad, el candidato del PSOE a la Comunidad Autónoma de Madrid insiste en dar la razón a los estudios demoscópicos, está empeñado en desaparecer del mapa y tiene todas las papeletas para conseguirlo.

Las encuestas que vamos conociendo sobre las elecciones madrileñas indican con claridad que el Partido Popular se destaca con firmeza de los socialistas pudiendo alcanzar una mayoría absoluta generosa. Esos son los datos, que por otra parte no deberían de ser una sorpresa después del espectáculo tan lamentable que desde la Federación socialista madrileña se ha venido ofreciendo desde el pasado mes de junio, con la crisis de la Asamblea a cuestas. Pero es que la torpeza esta llevando al PSOE a perder votos a espuertas. Desde los desencantados que dejarán de votar a Simancas quedándose en sus casas, pasando por los que castiguen la lamentable gestión de la crisis pasándose a Izquierda Unida, sin olvidarnos de los que votarán al nuevo partido de Eduardo Tamayo como un voto crítico hacia la tradicional clase política. En fin, una auténtica riada con distintas vías de escape para el voto socialista que, a este paso, puede dejar a la formación de Rafael Simancas como un auténtico solar.

Este diagnóstico de la realidad no debe de distar mucho del diagnóstico que se ha realizado desde las propias filas socialistas. Es la única justificación, algo razonable, que podemos encontrar para analizar la desbandada hacia el radicalismo que el propio Rafael Simancas parece haber emprendido. Ahora como único recurso dialéctico, como única ocurrencia empieza a hablar de sectas, relaciona a los cabezas rapadas con el Partido Popular e invoca a Blas Piñar como votante de los populares. En fin, como ven argumentos "fuertes" de un político ¿solvente? Sinceramente, Rafael Simancas nunca ha dado la talla a la hora de administrar la crisis de Madrid, pero lejos de madurar en la tormenta está consiguiendo ofrecer una imagen extrema de pobreza política y de estrategia electoral. Y ahora dicen encima que Rodríguez Zapatero le quiere convertir en un peso pesado del Partido Socialista. Si alguien en Ferraz quiere convertir a Simancas en un peso pesado de los socialistas, es que lo de Zapatero ya no tiene solución.

A este paso, va a ser cierto que el secretario general de los socialistas no va a llegar a las elecciones generales.


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