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Germán Yanke

Tira y afloja indignante

El plan totalitario de Ibarretxe (que es el de IU y los partidos nacionalistas) necesita el apoyo de ETA-Batasuna. Está hecho contra el resto del Parlamento Vasco, es decir, contra los ciudadanos demócratas que representan PP y PSOE, y precisa los votos y la intimidación de la banda terrorista. Por ello asistimos ahora al intercambio de pareceres y cromos entre el nacionalismo del Gobierno vasco y el de ETA-Batasuna: ofertas, negociaciones que van desde los plazos y los contenidos a las ayudas para la supervivencia de la banda, amenazas, etc.

Pero no es ese el tira y afloja que ahora me interesa, sino aquel en el que se pretende que entren PP y PSOE ante las dimensiones y el fondo totalitario de la ofensiva nacionalista. Espero que no caigan en la trampa y ese espero lo subrayo porque parece que les duele no hacerlo. Cada día que el PSOE mantenga la ambigüedad práctica (acuerdos con los nacionalistas, ataques absurdos al PP en esta materia, falta de disposición para enfrentarse con los promotores del plan…) junto a teóricas declaraciones, se irá hundiendo en la indignidad y se alejará de ser una alternativa creíble al actual Gobierno de España. Como lo apuntó ya la semana pasada Nicolás Redondo, como lo acaba de decir el Foro de Ermua, el PSOE no puede ir de la mano de Izquierda Unida en estas circunstancias.

Tampoco el PP, que debe romper algunos acuerdos municipales con IU con urgencia, entre otros lo que sostienen ayuntamientos en las mismas cercanías del País Vasco. Y el partido gubernamental, al que los ciudadanos agradecen la contundencia con que se enfrenta al nacionalismo, tiene que recuperar, cuando menos, las competencias que se ejercen en la Comunidad Autónoma Vasca por delegación, más allá de las competencias del Estatuto. Y tiene que sustituir a los nacionalistas que todavía mantienen cargos públicos fruto de los acuerdos parlamentarios de comienzos de la anterior legislatura. Y tiene que ayudar, material y políticamente, a las asociaciones cívicas que defienden el Estado de Derecho en el País Vasco y constituyen la punta de lanza de la batalla intelectual y cultural contra el nacionalismo rampante. Cuando se comience a hacer todo esto, me parecerá más creíble que el plan de Ibarretxe tiene, literalmente, cero posibilidades de seguir adelante.

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