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Carlos Alberto Montaner

Argentina se aleja del primer mundo

En los círculos políticos de Washington y en no pocas capitales europeas comienzan a pensar que la diplomacia argentina del gobierno de Néstor Kirchner es la quintaesencia del tercermundismo. El origen de esta percepción está en las insólitas declaraciones del canciller Rafael Bielsa, un ex simpatizante de los montoneros, quien el martes 14 de octubre, tras una visita a Cuba, declaró a una emisora de radio argentina que había decidido no entrevistarse con los demócratas de la disidencia ni con los familiares de los presos políticos porque “las expresiones del presidente Bush no dejaron el mejor panorama para hablar con Fidel Castro de manera distendida sobre la situación de los disidentes en Cuba”.

“O sea, que la culpa de la insolidaridad de Bielsa con las víctimas de la represión la tiene el presidente de Estados Unidos” ironizó un congresista de la Florida que prefirió no dar su nombre. A lo que agregó: “estamos ante un gobierno que no paga sus deudas, que no cumple sus compromisos, y que, además, mantiene esa actitud infantilmente antinorteamericana que tanto daño le ha hecho a Argentina en el pasado y que parecía superada. Por ese camino pronto veremos a la Argentina otra vez hundida en la miseria y la desesperanza”. Poco antes de su viaje a Cuba el canciller Bielsa, en sintonía con la diplomacia de la Unión Europea, había declarado estar dispuesto a reunirse con los disidentes o con sus familiares si se lo solicitaban, cosa que estos hicieron.

Pero hubo más. Como punto final a su viaje, el canciller Bielsa anunció la próxima visita a Cuba del Presidente Kirchner. Para el respetado analista argentino norteamericano Andrés Oppenheimer “Bielsa corre el peligro de caer en la misma insensibilidad con la oposición democrática cubana que la padecida por los demócratas argentinos durante los años de la dictadura”. Pero quienes se llevaron el peor disgusto fueron los representantes y expertos de la comunidad financiera norteamericana. Andy Blanco, ex vicepresidente para América Latina de Merrill Lynch, lo expresó con una frase muy gráfica: “No hay animal más cobarde que un millón de dólares. Con las señales que está transmitiendo ese gobierno es muy difícil que el capital regrese a la Argentina. Son los locos de siempre.”


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