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Ignacio Villa

Una oposición destructiva

Estos chicos no aprenden. Después del correctivo que recibieron el pasado mes de mayo, cuando intentaron aprovechar la guerra de Irak como arma electoral contra el Gobierno, vuelven al ataque como sí tal cosa. El Partido Socialista e Izquierda Unida insisten en envolverse en la pancarta. En la pancarta de la irresponsabilidad, de la intolerancia y de la destrucción. Esta oposición, cada vez más cerca de la ineptitud completa y absoluta, vuelve a las andadas, vuelve donde ellos sólo saben. Vuelven al ruido, al jaleo y al callejeo. Una oposición de poca monta y de medio pelo.
 
En vísperas de la Conferencia de Donantes de Madrid, esas dos "lumbreras" de la política española que son Jesús Caldera y Gaspar Llamazares se han descolgado con su política derrotista, sin dirección y facilona. Expertos en recuperar viejos complejos y amigos de lanzar al adversario los ataques de otro tiempo, Llamazares y Caldera se han dedicado a despotricar contra el presidente Aznar y la Conferencia de Donantes sin orden, ni concierto. Un ejemplo más de su sentido político, de su sentido de la oportunidad, dejando clara la catadura de esta oposición que tenemos.
 
Caldera dice, en esos mensajes preclaros de quien habla de todo y no sabe de nada, que: "en Irak hay que reconstruir porque antes se ha destruido". Y Llamazares, en ese lenguaje moderno de un político abierto a todo, dice que "estamos en un proceso internacional de expolio y de neocolonialismo". En fin, ideas y más ideas, novedades y más novedades, brillantez y más brillantez. Con esta oposición, cualquier Gobierno que se precie corre un serio peligro. El peligro de tener en los bancos de enfrente a una "maquinaria de la estupidez y de la tontería". Y es que: ¿no se dan cuenta de que se han quedado anclados en la historia y en el pasado?.
 
No hay propuestas, no hay alternativas, no hay novedades de ningún tipo. Con esta oposición, la debacle electoral que se les viene encima puede ser histórica. Pero ya no sólo en Madrid el próximo 26 de octubre, el gran batacazo será el próximo mes de marzo en las elecciones generales. Y es que esta oposición que no tiene ideas, ni ofrece alternativas ha entrado en la dinámica del suicidio político. La política de la destrucción.

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