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Rubén Loza Aguerrebere

Los juegos de estilo de Kirchner

Con tramas ingeniosas y juegos de estilo que se transforman sucesivamente, el presidente Néstor Kirchner sigue manteniendo elevado su nivel de popularidad. Ahora, una pulseada con las empresas de luz y agua, buscando que éstas no aumenten los precios (las interesadas argumentan que no se han modificado en años), le ha servido para consolidar aquella situación. Todo ello se inscribe en su política de revisión de los contratos con las empresas privadas, lo que le ha llevado, ya, a cancelar algunos otorgados a concesionarios de rutas porque no habían realizado las obras que estaban estipuladas y ahora serán nuevamente vendidos.
 
Hubo un apagón grande en la capital argentina; también cortes de agua en barrios bonaerenses, y, en consecuencia el gobierno ha decidido aplicar multas a las empresas en caso de constatarse que los mismos hayan sido deliberados y a favor del reclamo de aumento de tarifas. No sería la primera vez que se concretarían estas multas, pero ha trascendido que el monto de las mismas sería ahora realmente importante.
 
Fuera de fronteras la intensidad del trabajo no es la misma, ya que el presidente Kirchner ha cancelando de momento su visita a Miami, fijada para estos días, y su asistencia a la internacional socialista a la que había prometido (al presidente de Brasil, Lula da Silva) asistir. Kirchner se queda en casa para complacer su singularidad tejiendo redes que le permitan desprenderse cada vez más del ex presidente Duhalde, quien hasta ahora le ha apoyado sin estridencias. Lo cierto es que, parejamente, ha comenzado a tomar forma “el suave tormento”, como decía Horacio, respecto hasta cuánto durará esta situación con el líder justicialista, y en no pocas mentes va tomando forma la interrogante de si, llegado el momento de hacer las cosas importantes, Kirchner podrá contar con ellos para concretarlas.
 
Los argentinos dicen que la situación general ha mejorado algo, y ahora apuntan, además de los dividendos que vienen del campo, al turismo. El turismo interno ha crecido, ciertamente; en este caso las preferencias las tienen Córdoba (la pasada semana durante de la fiesta de la cerveza llegaron hasta allí 160 mil turistas), así como Mendoza y las costas, especialmente Mar del Plata y Pinamar. Kirchner, hombre del Sur, fomenta este turismo intestino que, por cierto, es mucho más barato para los argentinos ya que las distancias con el dólar y, más aún, con el euro, son realmente poderosas.
 
Cada etapa de la vida política tiene su drama propio, y aquí los avatares se suceden vertiginosamente. Y, por ahora, los argentinos mantienen la sana costumbre de apoyar la cabeza en la almohada nocturna, niñera del optimismo, como decía Charles Lamb.

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