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Amando de Miguel

La posta virtual

Son muchos los correos o “emilios” que me llegan con mil sugerencias y consultas. Agradezco el cariño y la curiosidad que demuestran todos esos corresponsales. No tengo espacio ni tiempo para contestar a todos ellos como se merecen. Me he propuesto que esta seccioncilla sea, por lo breve, dos veces buena. Aquí no sobra ni una tilde, todas esas tildes que recojo de los exámenes de los alumnos.
 
Varios son los que me preguntan por la diferencia entre el “hubiera” y el “habría”. Por ejemplo, José Girona Puche, de Badalona, y José Lucas Sánchez. Este último me pone dos alternativas: (1) “Si yo hubiera estado allí, eso no hubiera ocurrido”, (2) “Si yo hubiera estado allí, eso no habría ocurrido”. Él se inclina por la primera; yo también. Todo es cuestión de oído, y eso que yo hice el bachillerato en San Sebastián, lo que supuso que confundiera el “habría” con el “hubiera”. A los donostiarras de mi infancia les sonaba bien lo de “si yo habría”, que ahora me parece horrísono. Repito, todo es cuestión de oído. El idioma castellano permite muchas variaciones regionales.
 
Luis Ignacio me plantea la duda entre “las antípodas” o “los antípodas”. Puesto que se refieren a los habitantes que residen más o menos por Nueva Zelanda, habría que utilizar el masculino. Pero la “a” final nos lleva al femenino, y así lo utilizan muchos escritores. Aunque América sea un continente, decimos “hacer la América” y nos quedamos tan tranquilos. Aun así, yo prefiero “los antípodas”, si bien en mis escritos la vacilación es continua. Por lo mismo “el mar” para los que viven en sus orillas suele ser “la mar”.
 

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