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David de Ugarte

¿Dónde está vuestro Shelley?

Hace 85 años alguien preguntaba a Trotsky dónde estaban los Shelley y los Byron del nuevo mundo que creían estar construyendo. Si la revolución era real y tan profunda como prometían, ¿por qué no estaba desarrollando una literatura equiparable a la del nacimiento del liberalismo europeo? La pregunta sigue siendo pertinente, pero ahora para nosotros. Trotsky repondió: "en el comité central". Nosotros, la generación libertaria nacida de la explosión de Internet y la caída del muro de Berlín, no podríamos decir lo mismo. Nuestra revolución es como una enredadera, no como un árbol.

 
"Ayer noche me preguntaban dónde estaban los intelectuales y los genios de la nueva generación. En la web. Buscadlos en Google, no en los papeles" decía Juan Alberto Belloch en un chat con los lectores de El Mundo en vísperas de las elecciones. La respuesta es correcta, pero abre más un camino de investigación que un catálogo. Y en cualquier caso, a través de Google, podremos encontrar millones de rastros de volcados, no necesariamente obras genuinas escritas en y desde la enredadera hipertextual.
 
Invisible para los oligopolios medíaticos y poderosa en prosa y argumentos, una pequeña élite de creadores de la nueva generación ha ido publicando en y para la web un nuevo tipo de novela. La más interesante, la pionera, la "trilogía de Internet" del valenciano Alberto Noguera. Su ya famosa Estructuras de Control (con más de 30.000 lectores) puede considerarse el "Doctor Zhivago" de la revolución internet española. Un relato generacional con todos los elementos identitarios que brillan por su ausencia entre los autores oficiales -los que salen en Babelia y la Esfera- de la "generación del relevo", verdaderos nostálgicos de los mitos de un sesentaiochismo de pana y cuché.
 
A la zaga del valenciano, la madrileña Silvia Noguera, auspiciada por Sánchez Dragó, con su Libres y Buenos (20.000 lectores), toma un camino interesante pero tímido. En ella, la Internet es referencia y medio, pero no protagonista. Un canal a través del cual difundir libremente su creación, que adolece a pesar de todo, de las limitaciones del papel, que áun no conoce. Silvia Noguera, está en los pasos iniciales de su personal exploración de la red. Como el teatro filmado de los comienzos del cine mudo europeo, aún no ha tomado entre manos las posibilidades expresivas del nuevo medio ni la ambigüedad documental que la nueva novela precisa y que el público reclama (como el éxito de "Soldados de Salamina" ha puesto sobre la mesa incluso de los más apegados al papel).
 
En este sentido, la madrileña toma el camino abierto por Juan Urrutia, verdadero maestro intelectual de toda esta corriente ciber-libertaria. Urrutia fue publicando por capítulos en la web su Economía en porciones (50.000 lectores), para finalmente presentarlo con Financial Times y Pearson en las librerías. El economista rompe así el viejo mito de que la libre lectura en la web resta compradores a la versión en papel y apuesta por una nueva forma de publicar y promocionar las creaciones.
 
De momento, aunque Alberto Noguera sea nuestro Pasternak, Silvia Noguera nuestra Virginia Wolf y Juan Urrutia nuestro Swift (por su mezcla de autor, visionario, científico y econonista) tendremos que seguir buscando nuestro Shelley. Tal vez ande publicando sus poemas en webs perdidas. O cantándolos.
 
 
 

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