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Carmen Leal

Los vascos delante y nosotros detrás

Las elecciones autonómicas de Cataluña van a ser algo más que la elección de un gobierno autonómico y un nuevo presidente de la Autonomía catalana. Pueden ser el inicio de una sustancial modificación del Estado a través de una modificación del Estatut. Modificación  propuesta en los programas por los partidos el liza, excepto el PP. Esta “modificación” no ha sido demandada por la ciudadanía, sino por una clase política formada por una burguesía acomodada, de ambición desmedida, que abultando un sentimiento identitario, potenciando exageradamente  las diferencias entre las distintas autonomías  y modificando convenientemente la Historia, pretende demostrar a la ciudadanía que “Som una Nació”, y que para perpetuarnos necesitamos un Estado. Un federalismo asimétrico, según Maragall, podría ser un primer paso. En lontananza la secesión, pasando por la “autodeterminación de los pueblos”
 
El nacionalismo identitario en Cataluña impregna todos los partidos excepto el PP, y éste no se atreve a dar una imagen nítida de “no nacionalismo” que no es lo mismo que “antinacionalismo”. La descalificación continuada del PP en los medios, o el ninguneo, hace que la sociedad catalana lo perciba no como un partido de centro derecha, liberal y democrático, sino como “la derechona” que manda en España casi de manera dictatorial, y que “si negociamos es porque no nos queda otro remedio,” pero que es el causante de todas nuestras desdichas. Hasta el anuncio del compromiso matrimonial del Príncipe de Asturias con Doña Leticia Ortiz se interpretaba en TVB, en un alarde de ombliguismo mediático, como hecho para desviar la atención de las elecciones catalanas. Solo faltó añadir con premeditación, alevosía y nocturnidad.
 
Comentaristas políticos y  sondeos de opinión no dan a ningún partido político los suficientes votos como para formar gobierno. Se imponen las alianzas y aparece como favorito ERC. Es decir, que tanto CiU como PSC han de pactar con ERC. Partido que tiene explícitamente en su programa la Independencia de Cataluña, que no ha condenado el plan Ibarreche, y que tiene una muy buena relación con los secesionistas vascos a juzgar por las banderas independentistas catalanas que con frecuencia vemos en eventos nacionalistas vascos. Así las cosas, cabe preguntar cómo es posible que, siempre según los sondeos, crezca tanto un partido secesionista radical ¿Quiénes son los votantes de ERC que van a darle su voto ? Pues como su nombre indica gentes de izquierda, pero de izquierda radical, y ese radicalismo se da con frecuencia en la juventud. Una juventud formada en una escuela, cuya finalidad es hacer ciudadanos de  la Nació catalana, que no tiene nada que ver con la Nación española. Nosotros “somos diferentes “gracias a una hipervaloración de ciertas especificidades culturales: lengua, costumbres, leyendas, en una escuela obligatoria y gratuita durante diez años. Diez años de uniformización del pensamiento ¿Diez años de adoctrinamiento nacionalista?
 
Si Maragall ha moderado su discurso y ahora promueve un “catalanismo con acento andaluz o asturiano”, es para atraer el voto de los miles de trabajadores del cinturón industrial de Barcelona, que no son nacionalistas, que votan PSOE en las Generales y no votan en las Autonómicas. Pero su posible alianza con ERC, que no cesa de proclamar estos días su “nacionalismo radical”(ley de educación “catalana”, amenaza de sanciones si no se utiliza el catalán etc.) inclinaría la balanza hacia posturas radicales. Respecto a CiU, que solo emplea el castellano para pedir el voto a las gentes procedentes del resto de España, que dice que en Cataluña solo se obliga a hablar catalán a los funcionarios, cuando todo el mundo sabe que no hay rotulación viaria bilingüe, ni escuela bilingüe, ni instituciones bilingües, ni nada bilingüe que dependa de la Generalitat, fruto de una “normalización lingüística” que dura 25 años, la supuesta alianza con ERC no iba a moderar su actuación.
 
Al PP catalán los sondeos le dan un crecimiento significativo, pero sigue siendo una cuarta fuerza política, insuficiente para tenerlo en cuenta a la hora de los pactos. A pocos días de las elecciones catalanas, esta es la situación: un presumible giro hacia la secesión. Y todo esto a la sombra del Pacto de Barcelona entre PNV, CiU y los nacionalistas gallegos, con el plan Ibarreche  en primer término.
 
No son casuales las palabras de Jordi Pujol en una conversación privada con un director de un periódico catalán, y que recoge Vidal-Quadras en “El hombre uninacional” (El periodico 24/10/2003): “els bascos obren forat i nosaltres entren darrera” (los vascos abren camino y nosotros entramos detrás).
 
Carmen Leal es profesora de Lengua española y Literatura

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