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Isaac Katz

Prosperidad y creación de riqueza

Un senador mexicano del Partido de la Revolución Democrática (PRD) afirmó que los partidos de izquierda se dicen muy buenos para distribuir riqueza pero no para crearla. En realidad no son buenos para ninguna de las dos cosas. Un país que se rija bajo los principios de la izquierda, particularmente cuando el diseño y la instrumentación de la política económica se subordinan a la de igualdad de resultados, siempre será una nación atrasada y, paradójicamente, con altos índices de iniquidad.
 
Es evidente que los países progresan y el bienestar de sus habitantes aumenta sólo cuando se logra un proceso continuo de creación de riqueza. Esto se basa en el hecho que todos los individuos quieren ser cada vez más prósperos. El papel del gobierno no es crear riqueza sino sentar las condiciones que le permite a la gente crear y acumular riqueza.
 
Para ello, hay tres principios básicos que tienen que guiar la acción gubernamental. El primero es dotar a la sociedad de un marco legal eficiente, que genere los incentivos para una óptima asignación de recursos. Junto con esto, el gobierno tiene que hacer cumplir las leyes y garantizar, a través de un poder judicial independiente e imparcial, que los contratos se cumplan. Se trata de que en el país rija el Estado de derecho, donde todos viven bajo el imperio de la ley, inclusive el propio gobierno y los políticos.
 
No es consistente con el objetivo de la creación de riqueza que los gobernantes renieguen de su obligación constitucional de cumplir con la ley. Asimismo, un gobernante que se niega a aplicar las leyes porque los delincuentes se amparan en una supuesta “causa social” da la señal que está permitido violar cualquier ley.
 
En segundo lugar, establecer un conjunto de reglas que garanticen que los mercados de bienes, servicios y factores de la producción se desenvuelvan en un entorno de competencia. Es decir, el gobierno tiene que garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a los mercados. No es consistente con un objetivo de creación de riqueza y de mayor bienestar que el gobierno incurra en prácticas monopólicas, proteja oligopolios en el sector privado o sostenga sistemas de privilegios, sean estos sindicales, burocráticos o empresariales. El país registrará mayores tasas de acumulación de riqueza, física y humana, mayores niveles de bienestar y mayor equidad en la medida que mayor sea la libertad de elección de los individuos.
 
Y en tercer lugar, dotar a la economía de un marco macroeconómico de estabilidad permanente; es decir, inflación cero o muy baja. Para ello es indispensable que el gobierno cuente con una base tributaria sólida y eficiente, para que los políticos no tengan la tentación de imprimir billetes y se incentive el esfuerzo individual, el trabajo, el ahorro y la inversión. Las tasas impositivas deben ser bajas para no promover la evasión ni la fuga de capitales.
 
Obviamente que estos elementos implican finanzas públicas equilibradas, a la vez que un banco central autónomo y ajeno a los vaivenes de los intereses políticos, para que esté en capacidad de instrumentar políticas monetarias sanas.
 
La economía que se desenvuelve en un entorno macroeconómico estable permite la eficiente asignación de recursos y, por consiguiente, la generación de riqueza. Por el contrario, como lo afirmó Keynes, no hay mejor manera, más sutil y más segura de destruir las bases de una sociedad libre que reducir el poder adquisitivo de la moneda a través de la inflación. La inflación, como sabemos, perjudica más duramente a los más débiles de la sociedad.
 
Obviamente que la creación de riqueza es tarea de los individuos, no del gobierno, y eso lo debería tener claro el senador del PRD.
 
Isaac Katz es investigador y catedrático en el Instituto Tecnológico Autónomo de México.
 

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