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Rubén Osuna

Los pactos

Tras las elecciones en Cataluña, empieza la digestión. Muchos se preguntan cuál es la mejor opción para un gobierno o, simplemente, cuál es la opción más probable. Pienso que para clarificar los temas hay que fijar los supuestos, el "escenario" en que nos movemos.
 
Creo que la mejor opción para un liberal es la más probable. Esa es la tesis que quiero explorar. Primero trataré de mostrar que lo más probable es un pacto entre ERC, PSC e IC, y después señalaré por qué esa es la opción con mejores efectos a largo plazo para la libertad en España.
 
Está claro que cualquiera de las dos opciones de gobierno, la que cuenta con CiU o la que cuenta con PSC, tendrá a ERC como socio; y parece estar claro que los ingredientes radicales de ERC (izquierdistas e independentistas) marcarán el sabor del gobierno. A Maragall no le queda más remedio que pactar a cualquier precio para matizar su fracaso. De otra forma, la política se habrá acabado para él. Lo lógico sería que el PSOE aceptara el fiasco, prohibiera a Maragall pactar y le pidiera la dimisión. Después habría que abrir un proceso para resituar el discurso del partido a nivel nacional y regional. Pero Zapatero no renuncia al propósito de ganar a corto plazo el gobierno de España mediante un sistema de pactos con partidos menores, probablemente IU y algún partido nacionalista. De otra forma, el PSOE tendría que renunciar a gobernar el año que viene y empezar un proceso de reajuste rentable para todos a largo plazo. Zapatero sabe que no sobreviviría a ese proceso. Los destinos de Zapatero y Maragall están unidos.
 
Ni qué decir tiene que un gobierno en Cataluña con el PSC y ERC salvaría el cuello a Maragall, pero condenaría al PSC a largo plazo. Eso a Zapatero y Maragall les da igual, ya que su supervivencia política es un problema de muy corto plazo. El PSC ha perdido porque vende una mercancía que su base electoral no quiere comprar. Lejos de rectificar, el PSC ha insistido y, en consecuencia, ha vuelto a perder. Desde el gobierno no podrá rectificar tampoco, teniendo como socio a ERC. Más bien lo contrario. Lo que la base electoral del PSC teme se hará realidad. La desconfianza se verá sustituida por la indignación y el rencor. Hay que unir a eso el desastre económico que la irracionalidad de la coalición de izquierdas provocará. Cataluña no podrá competir con el polo de atracción de Madrid (salvado del desastre in extremis por Aguirre) y su cada vez más amplio radio de acción (Zaragoza, Valencia...). Los dos grandes venenos que tumbarán la prosperidad catalana, izquierdismo y nacionalismo, servirán de antídotos a la larga.
 
¿Por qué no un gobierno de CiU y ERC? Bien, por un lado un gobierno de PSC y ERC beneficiaría y fortalecería a la larga a una desgastada CiU tras 23 años de gobierno. Los políticos no piensan a largo plazo, claro está, y su clientela menos. Pero Pujol ya no tiene nada que ganar ni perder, y es probable que haga sentir la influencia que le quede para sabotear un pacto entreguista con ERC, por mucho que eso fastidie a Mas. Si Mas fuera inteligente, valoraría la posibilidad de fortalecer su liderazgo y la imagen constructiva y moderada de su partido desde la oposición, y como ganador de las pasadas elecciones.
 
En definitiva, el PSC está dispuesto a arrastrarse más bajo que CiU, o eso cabe suponer. ERC se cebará en el más débil para aumentar su poder real en el próximo gobierno. Es previsible que el daño a Cataluña será descomunal, pero a cambio los catalanes podrán formarse una opinión de primera mano de adónde conduce el radicalismo y la irracionalidad. El beneficiario será CiU, si juega bien sus cartas y sabe esperar; si bien tendrá que tener cuidado a la hora de seguir vendiendo nacionalismo a una población que va a quedar bastante escocida. Sin Vidal-Quadras, el PP sólo será un observador con escasa capacidad de influencia, como no sea la que le pueda dar la posibilidad de venderse a CiU en un futuro, a cambio de unas pocas prebendas (o para evitar una prolongación de un gobierno de izquierdas, lo que podría ser un no despreciable servicio al país).
 
Por otra parte, un gobierno en Cataluña con el PSC impulsará probablemente la victoria del PP en las próximas generales. Esa es, desde luego, la condición para que el calvario catalán que ahora empieza no acabe extendiéndose a toda España.
 
Es lamentable que para quienes defienden la libertad no quede otro consuelo que pensar que "cuanto peor, mejor", pero eso es lo que hay.

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