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Amando de Miguel

Algunos significados

 Los significados de las palabras se aclaran con los diccionarios, pero todavía mejor a través de la continua conversación con los corresponsales. Comento algunas piezas más simpáticas.
 
Emilio de la Cruz Mera se queja de la continua alusión al adjetivo “puntual” para indicar lo que simplemente es esporádico, ocasional, incluso sin importancia. Cierto es que los diccionarios no recogen esa acepción, pero el uso lo impone. Otra cosa es que la pereza lingüística ─tan común─ lleve a abusar de “puntual” para no tener que esforzarse en otros adjetivos más precisos.
 
Carlos Iradier Larrea se lamenta de otras palabras y expresiones que se repiten como perezosos comodines: “de alguna manera”, “horquilla” (hablando de encuestas electorales), “flecos”, etc. Tiene más razón que un santo. Propongo una asociación de amigos del idioma español. Nos conjuraríamos para no recurrir nunca a las voces o giros que figuraran en una lista de expresiones malditas. La inscripción es gratuita.
 
Ignacio G. Pérez de la Sota (de Salamanca) me indica que “zona cero” es una locución de la jerga policial o de protección civil. Indica el centro de una zona devastada donde la destrucción ha sido total. Acepto la pertinente aclaración, pero ¿por qué no llamarla “zona infinito”? Creo que abusamos un poco de “cero” como adjetivo. Recuérdese “crecimiento cero”.
 
Manuel Tebas me hace llegar su sorpresa ante dos palabros que no encuentra en los diccionarios: “resiliencia” y “alipori”. Ambos son cultismos. “Alipori” es palabra que importó Eugenio d’Ors del italiano y que significa la vergüenza propia por la que no siente el prójimo. “Resiliencia” equivale a la capacidad de volver a su primitivo estado después de una deformación. Es un tecnicismo útil.
 
Marcos Gonzalo (de Valencia) se extraña de que Federico Jiménez Losantos recurra a la palabra “fetén”, que no encuentra en los diccionarios de bolsillo. En los académicos viene con todos los honores. Es un coloquialismo para indicar que algo es bueno, verdadero, auténtico, etc., vamos, que mola mucho. Supongo que es un término que procede del lenguaje de germanía, del caló o quizá de Arniches.
 
Luis Roca (“Max de Winter”) cree ver en la palabra “caballero” una cierta ironía. Claro está, ya no se anda mucho a caballo. La ironía que yo veo en un “caballero” es un señor “talludito”.
 

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