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"¿Otra vez Grecia?", preguntaba el valencianista Albelda tras conocer el resultado del sorteo de la Eurocopa 2004. Pues sí, otra vez Grecia. Aunque el equipo que dirige el alemán Otto Rehhagel es realmente un escollo psicológico más que un problema deportivo. Grecia, como Noruega, tiene pocas cosas que ofrecernos salvo la maravillosa pierna izquierda de Tsartas, futbolista que se habría merecido demostrar su calidad en un equipo grande como Real Madrid o Fútbol Club Barcelona. Si nos damos cuenta no fue Grecia quien nos apartó de la clasificación directa hacia la Eurocopa sino nuestra propia desidia e incompetencia. Cuando España empezó la fase de clasificación (7-9-2002) no tuvo demasiados problemas para deshacerse de los helenos en su propio terreno de juego. Luego, en un mes de junio fatídico, el gol de Giannakopoulos y el empate a cero ante Irlanda nos pusieron en situación de tener que jugárnoslo todo en la "ruleta Noruega". El sorteo ha querido que nuestros futbolistas tengan la posibilidad de demostrarse a sí mismos que aquello sólo fue un error.
 
El problema no será Grecia sino Portugal. España ha quedado emparejada con la anfitriona. Quiere esto decir que el grupo A es el único en el que sólo se clasifica una selección porque Portugal tiene que pasar a cuartos de final por necesidades del guión elaborado por la UEFA. Y también porque Scolari —¡para qué vamos a engañarnos!— tiene un auténtico equipazo. A Portugal le ocurre un poco lo que a España, siempre candidata a todo pero poseedora de nada. Grecia sólo tiene un jugador privilegiado pero a Portugal le sobran: Figo, Rui Costa, Simao, Deco, Pauleta. Si el hombre que hizo campeona del mundo a Brasil soluciona los problemas entre Costa y Deco, Portugal debería ser una de las candidatas más serias al título junto a Francia y Holanda.
 
Nuestro tercer rival (y con quien inauguraremos precisamente el campeonato) es Rusia, otro país que siempre ha dado extraordinarios futbolistas aunque un poco "dispersos". Mostovoi es el fiel reflejo de eso que digo: un jugador genial dentro del campo pero un poco tarambana fuera del mismo. El seleccionador Gueorgui Yartsev apostará, sin embargo, por entregarle la guía espiritual de ese equipo al celtista, de forma que habrá que leer su carta astral para saber qué demonios llamarán a su puerta dentro de siete meses. El fútbol de Rusia sigue pasando por el peaje de Mostovoi y Titov, con la incorporación de futbolistas con talento como Sytchev y Boulikyn. "¿Otra vez Grecia?"... Pues sí, otra vez. Aunque ese no será nuestro mayor problema en el mes de junio.

 

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