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Rubén Osuna

Más sobre Sraffa

Tras leer el excelente artículo de Francisco Cabrillo sobre Piero Sraffa, he pensado que el personaje merece que se sepa un poco más de él. Sraffa no sólo fue amigo de Keynes, sino también de todos los componentes de aquel maravilloso Cambridge de la primera mitad del siglo XX: Kaldor, Robinson, Kalecki, Dobb (por citar sólo a algunos) y, como no, Keynes. En Cambridge, adonde llega en 1927, Sraffa conoce y establece amistad con Ludwig Wittgenstein, con quien mantuvo una interesante relación intelectual que el filósofo austriaco apreciaba. Al parecer Sraffa ejerció una importante influencia en el cambio que se produce entre el Tractatus logico philosoficus (1918) y las póstumas Philosophical Investigations (1953) de Wittgenstein. Sraffa fue también amigo íntimo del líder del Partido Comunista Italiano Antonio Gramsci, a quien visitó y ayudó durante su encarcelamiento, ordenado por Mussolini en 1926.
 
La obra más importante de Sraffa es, como citó Cabrillo, Producción de Mercancías por Medio de Mercancías, que se subtitulaba Preludio a una crítica a la Teoría Económica. Partes de esa obrita estaban acabadas en 1928, pero otras partes hay que fecharlas bastante después, como el propio Sraffa cuenta en la Introducción del libro. Éste, acabado prácticamente en 1955, se publicó finalmente en 1960, y para cuando eso ocurrió su originalidad era sólo relativa (los trabajos de Leontieff, por ejemplo, eran ya ampliamente conocidos). Producción de Mercancías contenía sin duda temas novedosos, como el tratamiento del capital fijo mediante un modelo de producción conjunta, pero también otros ya muy trillados en fecha tan tardía como 1960. Sraffa se benefició de dos hechos: por un lado buena parte de la tradición que el libro compendiaba y actualizaba estaba sin traducir, o era directamente desconocida para los economistas, y por otro lado Producción de Mercancías era eso, una excelente síntesis. El carácter polémico de la obra desató en los años 60 un intenso debate entre los dos Cambridge (el inglés y el norteamericano) sobre la consistencia lógica de la teoría de los precios neoclásica (la dominante entonces, y hoy), en la que no participó Sraffa (después de 1960 ya no volvió a escribir casi nada), pero sí Samuelson (del lado americano) y los seguidores de Sraffa, como Pasinetti y Garegnani (del lado "inglés"). La polémica se saldó con victoria teórica de los sraffianos, que en los años 70 se embarcaron en construir una alternativa más sólida a la teoría económica convencional.
 
Si lo más importante de la obra de Sraffa es Producción de Mercancías ello se debe en buena medida a que formó "escuela". Se trata de los conocidos como "ricardianos", "neo-ricardianos" o también "sraffianos", que formaron durante dos décadas una especie de "secta" dentro de la Economía, con centros de peregrinación como el Cambridge inglés o la New School for Social Research (Nueva York). Algunos políticos españoles conocidos formaron parte de ese círculo, como Pascual Maragall (con una Tesis "sraffiana" sobre el precio del suelo de la que se publicó un artículo en la revista Investigaciones Económicas, en 1979) o Jordi Sevilla (con otra Tesis “sraffiana” sobre las pequeñas y medianas empresas, con su correspondiente artículo en Investigaciones Económicas también de 1979). Es evidente que las izquierdas ilustradas buscaron en el ricardianismo una posible fundamentación para una crítica al "sistema". Durante mucho tiempo el modelo de Sraffa ofreció a los más avezados lo que el marxismo ya no podía: un planteamiento alternativo pero riguroso y respetado por la economía convencional y ortodoxa (para algunos, “burguesa”).
 
En los años 80, sin embargo, el sistema de Sraffa dejó de crecer, mostrando claramente sus límites y carencias, con lo que el atractivo brillo de la "secta" finalmente desapareció. El auge y caída de los “ricardianos” coincidió con la hegemonía, decadencia y final del keynesianismo, con el avance acelerado de la ciencia económica convencional de la mano de la econometría y las computadoras, con la larga agonía del comunismo en Europa (y la desintegración de cualquier atractivo que el marxismo pudiera tener aún) y con el abandono por parte de los partidos de izquierdas de todo esfuerzo intelectual. Aún así el estudio de la teoría de los precios de Sraffa (una especie de elegante modelo de equilibrio general bastante sui generis) es sumamente formativo y toda una curiosidad, aunque más indicado para el paladar de sibaritas intelectuales que para quienes tienen que enfrentarse con los problemas del mundo real.
 
Las obras completas de Piero Sraffa podrían reunirse en un volumen de apenas unas 300 páginas. De hecho hay editados unos Saggi en italiano (por su discípulo Garegnani) que el ya desaparecido Ernest Lluch estuvo a punto de publicar en castellano aunque, finalmente, el proyecto se malogró. Estos Saggi incluían dos famosos artículos de 1925 y 1926, una polémica con Hayek de 1932, el Prefacio a las Obras Completas de David Ricardo y la Introducción a sus Principios (de 1951, donde los planteamientos de Producción de Mercancías ya estaban presentes), un comentario a una recensión de Producción de Mercancías de Harrod, un breve intercambio epistolar con Newman sobre temas tratados en el libro y poco más. A ello habría que sumar su Tesis Doctoral de 1920 (sobre la inflación en Italia durante y después de la guerra) y, claro está, la propia Producción de Mercancías. Todo de altísima calidad, muy trabajado y sumamente refinado pero, obviamente, escaso. De todas formas no recuerdo otro caso en la historia de la ciencia económica en el que una piedra tan pequeña haya perturbado tanto las aguas del estanque.
 
 

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