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Encarna Jiménez

De la movida a Bisbal

El 25 aniversario de la Constitución ha servido para alojar en TVE unas cuantas iniciativas que oscilan entre el recuerdo melancólico y la celebración institucional. La última de éstas ha sido un documental de una hora presentado y dirigido por Joaquín Luqui en “La 2” sobre “Las 1000 músicas de la Constitución”. El eterno melenudo, desde el Congreso de los Diputados, un escenario nada habitual de la expresión musical, hizo un recorrido desde el 78 hasta nuestros días o, lo que es lo mismo, desde Kaka de Luxe a Bisbal, en el que, como siempre, lo mejor fue el material de archivo de TVE y NO-DO y lo peor el tráfico de tópicos con el que se adoba la historia.
 
El programa de Luqui, que empezó clausurando el tiempo de la canción protesta con Raimon, Lluís Llach o Joan Manuel Serrat, rindió un homenaje a la movida madrileña, el capítulo mejor representado en el especial, pero con una concesión al universo progre: Leguina y Tierno aparecían casi como los que habían alumbrado a Radio Futura, Alaska, Carlos García Berlanga o Los Secretos.
        
En un recorrido rápido por los 25 años de música, vimos desfilar la eclosión de los primeros 80, el despliegue de los conciertos a partir del 85, los grandes éxitos de los 90 y, finalmente, el “boom” de la cadera latina al llegar el siglo XXI. No parece que la evolución haya sido especialmente buena, aunque de todo haya habido en este tiempo, pero sobre todo, se pudo comprobar que, en lo referente a los programas musicales de TVE hemos perdido bastante y eso que, además de “Aplauso”, “Pista Libre” y “Popgrama” hubo aquella “Edad de oro” de Paloma Chamorro que para Luqui no existió.
        
Probablemente, a estas alturas, ya le habrán salido al cronista musical 1000 enemigos que no han aparecido en un programa especial que debería haber sido un poco más cuidadoso con la historia. No era fácil resumir todo lo que se ha ventilado en estos años de una sola tacada. Hay que recordar que Miguel Ríos hizo una serie que tuvo bastantes entregas y que tomar como hilo conductor la Constitución o los acontecimientos políticos y de masas no dan las claves del complicado mundo de la creación y la comercialización musical. Con todo, el programa  puede ser un buen punto de partida polémico que todavía admite un nuevo pase en periodo festivo para estimular la revisión del universo pop de manera más concienzuda y animada.
        
Esperemos que sigan hablando otros protagonistas y que TVE, que posee ese manantial de documentos sonoros anime  a otros expertos  para que, sin los gritos de Luqui, pero con el mismo entusiasmo, acaben de contar cómo pasó la música por la vida española desde que nos amparó la Constitución. 
 

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