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Richard W. Rahn

¿Cuánto más caerá el dólar?

¿Cuánto más caerá el dólar y debe ello preocuparnos? Si el gobierno de Bush, la Reserva Federal y el Congreso actúan responsablemente, el dólar debe estar tocando fondo ya y pronto comenzará a subir.
 
El dólar cayó alrededor de 30% con respecto al euro en el último año. Actualmente, el euro vale alrededor de 1,27 dólares, mientras que hace tres años valía 80 centavos y a principios de 1999 alrededor de 1,15 dólares. El dólar también ha caído con respecto a la libra esterlina, el yen japonés y otras monedas.
 
Estas grandes oscilaciones en el valor de las monedas aumentan la inestabilidad de la economía mundial, ya que la incertidumbre afecta al comercio y a las inversiones. Algunos aplauden la caída del dólar porque creen que abarata las exportaciones de EEUU y que esa mayor demanda reducirá el déficit comercial de este país.
 
Lo malo de la caída del dólar es que encarece todo lo importado que consumimos y también las materias primas y piezas utilizadas por la industria, además que encarece nuestros viajes al exterior y nuestras inversiones en el extranjero. Una continuada caída del dólar desestabilizaría la economía internacional, provocando una recesión mundial.
 
Algunos argumentan que nuestro gran déficit comercial (en cuenta corriente) es responsable de la caída del dólar. Lo están viendo al revés. Es el flujo de inversiones en dólares (cuenta de capital) lo que provoca el déficit. La economía de EEUU ha sido más rentable que la europea y la japonesa en los últimos 20 años, lo que hace que los inversionistas extranjeros adquieran acciones y bonos de empresas norteamericanas. Además, los gobiernos extranjeros, particularmente China, Japón y otros países asiáticos, han seguido aumentando sus compras de dólares como reservas en respaldo de sus monedas.
 
En realidad, el mundo hoy mantiene un estándar de dos monedas: el dólar y el euro. China ha fijado su moneda al dólar a lo largo de dos décadas, mientras que el banco central japonés permite que el yen fluctúe sólo de manera limitada con respecto al dólar. En la edición de otoño de 2003 de International Economy, el conocido economista monetario Criton Zoakos escribió: “Europa, Japón, China y la región del Pacífico asiático tienen economías dedicadas a la exportación y su crecimiento depende del mercado de EEUU. La economía de EEUU depende de su crecimiento interno, de sus innovaciones empresariales y de alta tecnología. Mientras EEUU siga ofreciendo una mejor rentabilidad al capital, seguirá aumentando la demanda por dólares y podrá seguir sosteniendo el déficit en cuenta corriente”.
 
Al mundo entero le conviene la estabilidad cambiaria. Las economías exportadoras de Asia y Europa no se pueden dar el lujo de que el dólar caiga mucho porque perderían sus mercados y afectaría sus reservas. Parece que el dólar subió demasiado frente al euro hace dos años y ahora ha bajado demasiado.
 
La actual caída del dólar refleja principalmente una contracción de las inversiones extranjeras y no de la demanda de dólares por parte de los bancos centrales. Esta caída comenzó debido a la creencia de que el dólar había subido demasiado, una reacción normal del mercado.
 
Sin embargo, el gobierno de EEUU cometió una serie de errores que han desalentado a los inversionistas extranjeros, quienes ahora consideran que este país es poco amistoso. Algunas normas de la Ley Patriot de seguridad interna y de la ley Sarbanes-Oxley obligan a un exagerado y costoso papeleo, además de entrometimiento exagerado del gobierno en asuntos privados. La reducción de impuestos a los dividendos benefició a los contribuyentes norteamericanos, pero mantuvo altas retenciones a los dividendos ganados por extranjeros. El Departamento del Tesoro tampoco ha retirado la destructiva propuesta de informar a otros gobiernos sobre los intereses percibidos por extranjeros aquí, a lo cual se oponen casi todos los economistas.
 
Para que la economía mundial crezca se requiere estabilidad cambiaria. Eso se logrará de nuevo una vez que Washington reafirme su respaldo a un dólar firme y deje de ahuyentar a inversionistas extranjeros dificultándoles y aumentando el costo de sus inversiones aquí.
 
Si nuestros líderes políticos no comprenden que no se trata de un problema de déficit comercial sino de impuestos destructivos, serán responsables de mucho sufrimiento por parte de millones de personas alrededor del mundo. EEUU necesita inversiones extranjeras para mantener su crecimiento, mientras que los gobiernos y los inversionistas extranjeros necesitan un refugio seguro y estable para sus ahorros, además de una rentabilidad razonable.
 
© AIPE
 
Richard W. Rahn es presidente de Novecon Financial y académico asociado del Cato Institute.

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