Menú

El alto precio de la demagogia

Luego de la propuesta escuchada desde el PSOE respecto a la gratuidad de los libros de texto los políticos deberían reflexionar seriamente acerca de los costos de la demagogia. No se puede pretender querer ser presidente insultando la inteligencia de la gente.
 
Uno de los puntos débiles de nuestras actuales democracias es que incentiva a los políticos a querer obtener beneficios inmediatos en el corto plazo pactando y prometiendo lo que sea y con quien sea con el único fin de acaparar poder. Algunos sectores muerden el anzuelo y se entusiasman con esas medidas bizarras mientras que otros, sin fuerza de lobby, las aceptan con resignación y desencanto. Las consecuencias negativas de esa mirada cortoplacista las suelen pagar las generaciones futuras, a base de inflación, paro, deuda pública y alza de impuestos.
 
En Galicia, una propuesta similar a la de Rodríguez Zapatero y su equipo fue implementada a mediados del año pasado y fue recibida con alegría por todos... o casi todos. Resultó ser que la Consellería de Educación decidió implantar el programa de gratuidad de los libros de texto a partir del sistema de préstamo a los colegios, desoyendo las propuestas de los libreros y editores que exigían un cheque libro, una medida que costaría el doble. Por ahora, únicamente los alumnos de sexto han sido beneficiados, lo que afecta a unos veinte mil estudiantes, con un coste de 3,6 millones de euros. La intención de la Consellería es ampliarlo a primer curso de ESO en el 2004-2005.
 
Los padres aplaudieron la propuesta del gobierno y resaltaron la defensa del programa aludiendo a la importancia de "inculcar en los alumnos los valores de solidaridad y de tolerancia". ¿Quién podría negarse? Pues, claro, los editores, libreros, distribuidores y escritores en lengua gallega, quienes auguraron la quiebra de numerosos negocios al perder una de sus mayores fuentes de ingreso. Normal, porque la medida lesionaba seriamente sus intereses. Y es que los manuales suponen a las librerías entre el 40 y el 80% de la facturación anual, con lo que las pérdidas, si no se renuevan en un período de cuatro años, serían irreparables. Además, este sector considera que la medida limitará la pluralidad en los textos e impedirá que los alumnos conserven un material pedagógico como es el libro.

También argumentan que el préstamo acabará con el proceso de normalización lingüística en los centros. Los editores lo explican, asegurando que son las empresas gallegas las únicas que editan manuales en esta lengua. Con la disminución de las ventas, no serán capaces de renovar contenidos ni sacar a la calle los textos en gallego. Pero hay algo que el sector del libro no aclara y es de dónde saldría el dinero para implementar el cheque-libro que tanto los redituaría y que les aseguraría un mercado cautivo cada año y cómo afectaría esta medida al bolsillo del contribuyente.
 
Por el momento, y en parte para calmar los ánimos de la Federación de Libreiros de Galicia, el gobierno sacó la chequera y les abrió un sitio en Internet gastando 3 millones de euros más a cuenta del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Los libros de texto finalmente costaron carísimos, y es que nada sale gratis, ni siquiera la demagogia.
 
Estas medidas explican por qué hay cada vez más gente que se resiste a abrir nuevas empresas y por qué el gobierno autonómico proyecta gastar este año 30 millones de euros más que el 2003 sin cumplir con la promesa del déficit cero. Y es que si algo caracteriza a los políticos es su afán por querer vencer a la escasez vendiéndole a la gente espejitos de colores. Por este motivo, para las elecciones de marzo, depositemos nuestro voto en lo posible sin romanticismos. Al menos no saldrá tan caro.

En España

    0
    comentarios