Menú
Ignacio Villa

Lo del PSOE no es broma

¡Qué será de nosotros! Faltan dos meses para el catorce de marzo y los socialistas siguen soltando lastre. El PSOE de Zapatero mantiene incansable una estrategia consistente en dilapidar toda la herencia histórica de los socialistas. El secretario general del PSOE ha renunciado a dos señas de identidad muy importantes para una formación política: el carácter nacional de sus propuestas y una consistente disciplina interna que convirtió en su momento al PSOE en un partido infranqueable. Dos herencias que ya han sido trituradas por la inoperancia de una dirección que lleva mucho tiempo desaparecida.
 
Definitivamente, Zapatero ha sido incapaz de enderezar un partido que no ha levantado cabeza. Ocho años después de la última derrota del PSOE, siguen pagando la desastrosa política interna de Felipe González. En las filas socialistas, no se quiere reconocer que el verdadero daño se hizo entonces.
 
González, enterrado en La Moncloa entre el billar y los puros, desentendido de Ferraz, huidizo a la hora de asumir responsabilidades políticas en la corrupción y convencido de que su liderazgo era intocable, dejó tras de sí un rastro del que el PSOE no se ha recuperado. Los socialistas siguen encerrados en su propio laberinto. Primero fue Joaquín Almunia con una perniciosa gestión; luego llegó Zapatero que pasó, en cuestión de meses, de ser "la esperanza blanca" a la triste realidad; y ahora nos enfrentamos a una de las crisis políticas más importantes de estos últimos veinticinco años.
 
El PSOE sobrevive, malvive a sus dirigentes. Y en ese sentido hay que enmarcar la llamada de atención que ha realizado el presidente Aznar desde Washington. Y es que no le falta razón. Al Partido Socialista se le llena la boca al hablar de pluralidad. "Todo es plural", dicen. Y añaden: "aquí todo el mundo opina". Pero la realidad es muy diferente. En el PSOE parece que sólo se escucha a los que defienden a los nacionalistas, a los que defienden las rupturas con la Constitución. A Zapatero le parece bien salir en la foto con el independentista Carod Rovira o entrevistarse con entusiasmo con el lehendakari Ibarretxe; pero, en cambio, descalifica en público a Rodríguez Ibarra sin estudiar su propuesta o acorrala a Cristina Alberdi por criticar la lamentable política de la FSM. En el PSOE no hay pluralidad. Hay caos. En el PSOE no hay opiniones diversas. Hay indisciplina. Y es que de la teórica e inexistente pluralidad de Zapatero a la tormenta permanente en la que viven hay un sólo paso. Y esa línea la han traspasado hace mucho tiempo. La crisis del PSOE no es una broma.

En España

    0
    comentarios