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David de Ugarte

El futuro es ahora

El futuro vuelve a ser tema. Los recientes cierres de empresas asiáticas en España han colocado el país en una encrucijada: de nada sirve lamentarse por haber dejado de vender mano de obra barata, el pasado industrial no volverá... pero en un país sin cultura ni mitos tecnológicos serios nadie quiere asumir las responsabilidades del cambio a la Sociedad Informacional, ni empresarios, ni trabajadores, ni comunicadores ni políticos.
 
"Si piensan en un país para vivir, para invertir, para trabajar", decía esta semana el Presidente Aznar en su despedida de los empresarios norteamericanos, "piensen en España". Pero en estos días el marco de las noticias económicas cambiaba la forma en que muchos leímos esas declaraciones. Con empresas de la importancia de Phillips o Samsumg llevándose plantas de España a Europa del Este, parecía más bien una forma discreta de reconocer nuestro propio atraso y falta de ideas. Algo que un gobernante suele ser remiso a hacer aún cuando le faltan días para retirarse. Claro que el atraso de España no es económico, pero no es menos grave: es ideológico, de falta de proyecto. Ni siquiera sabemos qué podemos ser en el nuevo siglo. España ya no es un país que vende mano de obra industrial barata, pero todavía no sabe cómo ser un país que venda tecnología e info. Es más, el drama es que el debate sobre nuestra voluntad de futuro ni siquiera está en los debates públicos, políticos, ni mediáticos.
 
Vayamos un poco más lejos: ¿Qué noticias tecnológicas abrían esta semana?. El diario El País, titulaba en su semanal "Internet les cambió la vida", uno de esos reportajes de popularización de la red que eran frecuentes en la prensa americana y europea... hace diez años. Y en el selecto mundo de los Congresos y los comunicadores, el tema era la influencia de confidenciales y bitácoras en la política, un tema que saltó a la actualidad internacional cuando... las relaciones del Presidente Clinton con Mónica Lewinski –aireadas en blogs y confidenciales– llevaron al proceso parlamentario del político más poderoso –entonces– del planeta. Sólo son ejemplos pero muestran el bajo nivel del debate sobre el futuro que produce éste país.
 
 
¿Un camino español hacia la Sociedad de la Información?
 
Aunque tal vez deberíamos preguntarnos hasta qué punto tienen sentido todavía debates nacionales, si no habría que interpretar las declaraciones del Presidente como que ya ha llegado la hora de abrir la espita y dejar que los vientos del mundo entren en España sin esperar que per se genere nada. En pocas palabras: si tal vez no fuera ya tiempo de acabar con la autarquía ideológica española. En ese caso tendríamos que darle la razón. Un país donde todavía es de buen tono entre los directivos empresariales decir aquello de "es que yo con los ordenadores no me entiendo muy bien", un país donde la propia prensa online nos pide todo el tiempo que rebajemos nuestro nivel tecnológico porque "no todo el mundo sabe siquiera lo que es Internet", es un país dónde se acepta que nadie asuma sus responsabilidades de formación frente al futuro. Lo que demuestran los últimos cierres empresariales en Cataluña es que eso no es viable ya, el futuro es ahora y ya no cabe ignorarlo.
 

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