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Ignacio Villa

El peligro de las jubilaciones anticipadas

Este domingo, el Partido Popular dio a conocer los números uno de las listas electorales. No ha habido grades sorpresas. Con la larga lista de cabezas de cartel en la mano, parece obligatorio realizar una lectura generacional.
 
La marcha de José María Aznar de la política va a provocar, sin duda, una salida simultánea de un buen grupo de diputados que le acompañaron en la oposición y que también han estado presentes en el Congreso, durante los ocho años de Gobierno. De todas formas, este ir y venir de unos y otros, no debería de excluir de la primera línea de batalla a la generación de Aznar, que todavía tiene fuerzas para seguir en la política activa.
 
Es natural que en el Partido Popular se vaya produciendo, de forma paulatina, un cambio generacional. Es lógico que entre los dirigentes populares vayan apareciendo nombres que hayan estado en la segunda fila y que den un paso al frente, en un momento determinado. Pero es también importante que el Partido Popular no prescinda de una generación política que estuvo con Aznar en la oposición, que llegó al poder y que se ha mantenido durante dos legislaturas, camino de tres.
 
Esa generación, que es la de Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja o Loyola de Palacio, tiene un plus que otros más jóvenes no tienen. Ese "añadido" que les hace distintos les viene de una larga marcha por el desierto de la oposición, y ha curtido a toda una hornada de políticos populares de los que el PP no se puede permitir el lujo de prescindir de ellos.

Dicho de otro modo, en el Partido Popular hay buenos y jóvenes dirigentes del segundo escalón, pero en ocasiones muchos de ellos han crecido entre el poder y el coche oficial. No sería bueno, pues, que por un afán de renovar listas y nombres se jubilaran anticipadamente a algunos "pesos pesados".

El PP necesita de todos, de los jóvenes y de los menos jóvenes. La marcha voluntaria de Aznar no puede significar que con él se vayan otros "valores seguros" del Partido Popular. Aznar se va, pero el PP tiene una maquinaria que ha funcionado bien y que seria una barbaridad ponerla en peligro.
 
En el PP no sobra nadie mientras estén dispuestos a mantenerse dentro del proyecto. Por lo tanto, los cambios en las listas electorales, que se presentarán el domingo, deberían ser los justos y necesarios. No es momento de jubilaciones anticipadas, ni de brindis al sol. Al PP le ha costado mucho llegar donde está. En política no hay nadie imprescindible, pero tampoco hay que prescindir de nadie.

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