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El "año del mono" no empezó nada bien para el portero del Atlético de Madrid. Germán Burgos tuvo en el estadio Sánchez Pizjuán de Sevilla una de las actuaciones más tristes que uno logra recordar, lo que no justifica en modo alguno su crucifixión personal, (si es que eso, como dijo Juanma el otro día, ha sucedido en algún momento) pero sí la lógica depuración de responsabilidades deportivas. El miércoles 21 de enero empezó el "año del mono" según el calendario chino, y esa misma noche Burgos —a quien alguien apodó precisamente "mono" cuando empezó a jugar en Argentina— encajó cuatro goles. Uno (el primero) fue inexplicable y, según mi criterio, en otros dos pudo hacer algo más.
 
Nada más concluir el partido que casi apeaba definitivamente al Atlético de Madrid de la Copa del Rey, Germán no pudo resistir esa vena transgresora que le convierte, generalmente para bien, en un tipo distinto al resto de futbolistas y comentó que tenía "los huevos de un toro". No lo entendí, y tampoco creo que lo comprendieran bien los aficionados rojiblancos. Mucho menos comprendí que reconociera abiertamente en "El Tirachinas" de la Cadena Cope que no estaba completamente recuperado de su lesión. ¿Jugó lesionado? Gregorio Manzano afirmó tajantemente que no, pero ahora sale Luis Aragonés y dice que hace tiempo que Burgos no puede sacar en condiciones de portería. ¿Qué pasó?
 
En "Tiempo de Juego" el técnico del Atlético de Madrid respondió "a la gallega" la pregunta que le hizo Eduardo García: "¿Y tú que habrías hecho?"... Muy mal tienen que andar las cosas si los entrenadores empiezan a preguntarnos a los periodistas sobre cuestiones técnicas o tácticas, más aún sin el conocimiento previo del Colegio Nacional de Entrenadores que es el organismo que expide el carnet (y que impide entrenar, todo sea dicho de paso, al grandioso Luiz Pereira como antes trató de hacerlo también con Johan Cruyff)... Pero la pregunta estaba hecha... ¿Qué habría hecho yo? Yo no habría alineado a Burgos.
 
Tiene razón Germán cuando grita a los cuatro vientos que tiene "los huevos de un toro", aunque eligió mal momento para hacerlo. Superó con hombría y sentido del humor una gravísima enfermedad. Eso no es incompatible con el hecho de que el otro día estuviera lamentable deportivamente hablando. Ya dicen que aquel fue el último partido que disputó con la camiseta del Atleti, y eso también me parecería injusto porque el bohemio Burgos ha conseguido convertirse en muy poco tiempo en la imagen de un club de fútbol tan peculiar como él. Me gustaría no tener que esperar al "año del dragón" para volver a verle jugar.
 
 

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