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Amando de Miguel

Cuestión de oído

Fernando Corvillo Montero me envía un ardoroso “emilio” rebatiendo mi argumento de que debe decirse “se adecua” y no “se adecúa”. Aduce que la Real Academia permite las dos formas. No lo dudo. Pero yo estoy con Manuel Seco: la forma “se adecua” es la correcta; la otra resulta malsonante. El hecho de que algunos escritores acepten el “se adecúa” no es más que una concesión al vulgarismo. En definitiva, la forma “se adecúa” me suena espuria. Es algo parecido a lo que veíamos el otro día respecto a la opción entre “autenticar” y “autentificar”. Yo me inclinaba por “autentificar”; cuestión de oído. La Real Academia permite ambas formas, porque la madre Academia (y no en el sentido mexicano) es comprensiva y permisiva. Pero los que utilizamos la lengua para trabajar podemos dar nuestro parecer. Por lo mismo, yo empleo la voz “espuria”, porque “espúreo” me parece malsonante, aunque haya encumbrados hombres públicos que acudan a ese vulgarismo.
 
Me parece que debo aclarar cuál es mi papel en este rincón digital. Yo aquí no represento a la Real Academia, ni tengo por qué defender ninguna ortodoxia. No soy un gramático, ni un lingüista, ni nada parecido. El idioma es simplemente mi herramienta de trabajo. Por eso me refiero tantas veces a la razón del oído, de la música de las palabras. Me molesta cuando alguna de ellas se repite demasiado. De tanto utilizarla sin ton ni son acaba perdiendo sus aristas, su perfil propio. Por ejemplo, actualmente se impone la muletilla “a día de hoy”. Me suena fatal, sobre todo si se repite tanto.
 
Para ser justo, debo citar dos advertencias que deja caer el correo citado de Fernando Corvillo. El plural de “marroquí” es “marroquíes” y no “marroquís”, como se oye tantas veces a dignísimas autoridades. También critica Corvillo que en la radio digamos (o digan) “cuádriga”, en lugar de la forma correcta de “cuadriga”. Recordemos lo del Quijote: “llaneza, muchacho”. La tentación de las esdrújulas es muy fuerte en el habla castellana. Reconozco que a mí me atrae pecaminosamente muchas veces. ¡Suena tan bien lo de “ínclitas razas ubérrimas” de Rubén! Por cierto, se está perdiendo el superlativo. En lugar de “ubérrimo”, nuestros honrados gestores dirían algo así como “muy productivo” o “de mucho rendimiento”. No es lo mismo. El “óptimo” ha quedado arrumbado por el “buenísimo”; ni siquiera “bonísimo”. Habrá que acostumbrarse.
 
Cuestión de oído es también lo de “amortizar” para aterrizar en Marte, pasatiempo de moda. Alex Serrano, con muy buen juicio, critica ese abuso. Señala mi corresponsal que en inglés emplean el verbo to land para aterrizar en cualquier cuerpo sideral. Don Alex propone que hagamos lo mismo en español, que aterricemos (de tierra o superficie) en la Tierra, la Luna, Marte o cualquier otra esfera similar. Pregunto: ¿se podría aterrizar en un meteorito? ¿Y en un planeta más bien gaseoso? Yo creo que sí. Aterriza o se posa todo el que previamente vuela o se desplaza por el equivalente de la atmósfera.

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