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Agapito Maestre

Propaganda o política

El PSOE cerró en falso la crisis de hace menos de un mes, porque utilizó métodos opacos para analizar lo sucedido: mentir y culpar al adversario político de sus problemas. Ahora, una vez más, pretende no sólo ocultar su estulto comportamiento, sino llevarnos al precipicio a todos los españoles. La ineptitud y la inmoralidad de ese comportamiento tiene un soporte débil e ineficaz: la propaganda de carácter goebelsiano. Débil, porque los métodos del autor nazi tuvieron éxito para mantenerse en el poder, jamás para conquistarlo; ineficaz, porque de tanto utilizarlo la gente ya se está hartando (los socialistas más inteligentes empiezan a sentir vergüenza o asco). Pero, como si el PSOE no fuera el responsable de su ineptitud e inmoralidad, sale el estratega del fracaso, Pérez Rubalcaba,  y vuelve a culpar al PP de la crisis de Cataluña.
 
La alianza entre ERC y ETA, y su principal consecuencia, que los asesinos dejen de atentar en Cataluña, es fruto, según esta lumbrera del socialismo cántabro, de la demoníaca táctica del PP. Los seguidores mediáticos del truchimán repiten sin cesar la mentira: el PP utiliza la lucha contra el terrorismo para ganar las elecciones. De maneras diferentes, pero con el mismo fondo goebbelsiano, Madrazo y la SER junto a El País no cesarán  de repetir la infamia, la burda mentira que Pérez Rubalcaba ha urdido para ocultar la crisis política más importante que el PSOE ha tenido durante la democracia.
 
Pérez Rubalcaba y Madrazo son los directores de la campaña para ocultar lo obvio. El primero será oído con simpatía por los aborregados socialistas, incluso seguirá dándole pasto a los enteradillos que votan socialista para ocultar su pasado franquista; pero su lenguaje de “penene” resabiado ya no confundirá a los más preparados, a los españoles, que se toman en serio ser ciudadanos. El segundo, el comunista que hace los trabajos sucios al nacionalismo vasco, repite el mensaje de Pérez Rubalcaba, pero con un lenguaje más brutal, casi salvaje; su jefe político, Llamazares, lo ha dicho con el estilo de su compañero de pancarta: “El comunicado de ETA sólo legitima el intento del PP de acabar con el Govern del tripartito”.
 
Pero  la cuestión de fondo que manifiestan estos tres personajes es la misma:  hay que  ocultar, en las actuales circunstancias, que los socialistas, los comunistas y, por supuesto, todos los nacionalistas, acompañados por los ideólogos del diálogo, o sea, SER Y El País, quieran hablar, pactar, negociar, en definitiva, hacer “política” con ETA. Sospecho, sin embargo, que la propaganda goebelsiana ya no vale. La sociedad civil, a través de sus diversas asociaciones contra el terrorismo, y el PP han tenido claro que cualquier posición “dialógica” con el terror no sólo era una condena de la democracia, sino una manera de oxigenar al terrorismo y, por ende, a los nacionalismos, que sólo aspiran a ser ciudadanos de primera o a separarse de España. Por el contrario, según ha puesto en evidencia el comunicado de ETA, las posiciones del PSOE han sido ambiguas: por un lado, firma un pacto con el PP que niega cualquier posibilidad de negociar con ETA; pero, por otro lado, respeta, protege e, incluso, da cobertura ideológica a quienes en el seno de su partido colaboran con fuerzas políticas dispuestas a negociar con ETA. La salida es sencilla y los ciudadanos la saben: o el PSOE esta con la nación española o con los nacionalistas. Por esta opción, el PSOE tendrá que pagar, pues en el ámbito de la genuina política, en la democracia que exige transparencia y mensajes sencillos, o sea verdaderos, las tácticas goebbelsianas acaban pagándose muy caro. Quien quiere llegar al poder poniéndole una vela a Dios y a otra al diablo, acaba siendo presa de sus propios vicios.

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