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Encarna Jiménez

Anuncios para una campaña

Los espacios electorales cedidos por TVE a los partidos han comenzado a emitirse al iniciarse oficialmente una campaña cuyos prolegómenos han sido bastante fuertes. Los publicistas contratados por los partidos han intentado en tres o cuatro minutos resumir programas, estilos e ilusiones con el lenguaje de la venta de productos en televisión. El resultado, o las consecuencias, de estos spots” es difícil de calibrar, pero sí que marcan el tono de una campaña que pretende presentar en este tipo de anuncios un perfil más amable que en las declaraciones de los líderes en el fragor de los mítines y las réplicas.
 
El primer anuncio del Partido Popular, con el eslogan “Juntos vamos a más”, tiene un montaje dinámico y música con marcha en la que aparecen representantes de distintos colectivos satisfechos con su situación y dispuestos a seguir avanzando. Entre todos forman un mapa de España que representa de forma gráfica la unidad nacional. Menos afortunada, por resultar algo artificial, es la aparición de Rajoy rodeado de gente que lo escucha casi con embeleso. El discurso del candidato, que está subrayado con un gesto de manos limpias, queda algo minimizado al distraer la atención el coro. Durante el anuncio hay referencias al bienestar, la mejora del nivel económico y de prestaciones sociales en los últimos años.
 
El Partido Socialista, describe, como es natural, un panorama más oscuro de la realidad con referencias a la guerra de Irak, aunque sin insistir demasiado, a la precariedad del empleo, los malos tratos o el Prestige, pero el “leit motiv” de todo el anuncio es buscar la participación. Así todos los problemas se convierten en papeletas que, introducidas en las urnas pueden convertirse en soluciones. El discurso de Zapatero repite ¿Hasta cuando? con el deseo de que se acabe pronto el gobierno del PP, aunque en una lectura menos positiva parece un interrogante sobre la propia continuidad del líder socialista.
 
Izquierda unida, por su parte, echa mano de cierta nostalgia por los símbolos de la izquierda, con una composición musical que nos retrotrae a los cánticos populares de las primeras elecciones de la democracia. Tampoco se priva de presentar un grupo de abanderados con reminiscencias de películas destinadas a poner un tono épico en el avance de las masas. La solidaridad, el medio ambiente y la guerra son algunos de los mensajes que desgrana un Llamazares algo rígido que resume todo el programa en la fidelidad de un electorado que confía en que Izquierda unida no engaña. “Palabra” es su lema.
 
Los tres anuncios no dejan de ser una gota en el mar de la campaña, pero reflejan la actitud de los partidos que, dentro del lenguaje publicitario, son amabilísimos, críticos pero con esperanza o épicos con nostalgia según se encuentren mandando, con esperanzas de gobernar o con ganas de hacerse un hueco. En resumen, sosos y previsibles.

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