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¿Qué hacía el director general deportivo del Real Madrid inaugurando una escuela de fútbol en México lindo y querido mientras aquí se cerraba la ampliación del contrato de Ronaldo hasta al año 2008? ¿No podía ir a hacerse la foto ninguna otra persona? ¿Butragueño? ¿García Coll? ¿López Serrano quizás?... ¿Nadie en el club pensó que la coincidencia en el tiempo de ambos actos –la rueda de prensa de Ronaldo en Madrid y la "macrofoto" de Valdano con la chavalería mexicana– rechinaría y llamaría "poderosamente la atención"? ¿Nadie cayó en la cuenta de que algún mal pensado podría deducir que a Valdano le mandaron con Javier Azcargorta simplemente para quitárselo de en medio?
 
Fuera o no cierto que una emisora de radio quiso hablar con Valdano nada más conocer la noticia y que éste titubeó, dudó, carraspeó y no supo si decir que "sí" o decir que "no", lo que parece realmente chocante es que el máximo responsable deportivo del cuarto club más rico del mundo no estuviera presente en el acto de ampliación de contrato del delantero centro titular del equipo para las cuatro próximas temporadas. Una coincidencia como esa sería posible en el club desorganizado que presidía Lorenzo Sanz Mancebo, pero nunca en el moderno transatlántico que comanda Florentino Pérez.
 
En este Real Madrid no hay lugar a la improvisación. La última vez que el presidente del Real Madrid tuvo a bien acompañarnos en El Tirachinas le dije que tenía un amigo madridista que siempre me hacía la siguiente pregunta: "¿Para qué es necesario un director deportivo si luego es Florentino quien se trae a Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham?"; recuerdo que el presidente me miró y dijo: "A ese amigo suyo no debe caerle demasiado bien Jorge Valdano". Ambas cosas son ciertas: a mi amigo no le cae nada simpático Valdano, pero también es muy lógico que se haga esa pregunta. Por cierto, que tengo que llamarle para darle la enhorabuena; sólo él, desde su inquina personal hacia el actual director deportivo, podría haberle hecho caer en esa auténtica "trampa para elefantes"; con mariachis y tequila, pero trampa al fin y al cabo.

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