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Pablo Molina

Matrimonio para todos los gustos

Algunos magistrados suelen padecer a lo largo de su carrera profesional ciertos brotes de progresismo agudo, lo que les lleva a dictar sentencias difícilmente comprensibles por los ciudadanos que pagan sus impuestos. Pero es en los Estados Unidos —quizá por la proximidad de Hollywood—, donde estos alardes de creatividad jurídica alcanzan mayor espectacularidad. Como en el caso de la Corte Suprema del Estado de Massachussets, que ha advertido a la cámara legislativa de que la prohibición del matrimonio entre homosexuales constituye una violación del principio de igualdad consagrado en la constitución norteamericana. Pero mientras los estudios de etiología clínica se adentran en las causas de este curioso síndrome jurídico, vamos a ver lo que cuentan al respecto algunos de los principales creadores de opinión norteamericanos en la red.
 
Para Thomas Sowellel problema del matrimonio entre homosexuales es que, en último análisis, no es un asunto de matrimonio entre homosexuales. La cuestión real es quién debería decidir sobre tal materia, esto es, qué clase de país y qué clase de gobierno tenemos o queremos tener. ¿Qué significado tiene la democracia si cada minoría caprichosa puede violar las leyes aprobadas por una mayoría y respetadas con multitud de precedentes legales durante siglos?
 
El matrimonio homosexual es un problema sólo porque unos cuantos jueces caprichosos en Massachusetts y un alcalde oportunista en San Francisco decidieron que estaban por encima de la ley. Incluso en dos estados ultra-progresistas como California y Massachusetts, los votantes no quieren el matrimonio homosexual.
 
El matrimonio gay no es un asunto local sino nacional, porque mantener el imperio de la ley —o lo que queda de ella—, es un asunto nacional de importancia histórica si no queremos ver a Norteamérica degenerar hasta convertirse en la república bananera más grande del mundo, o aún peor.
 
Un sistema judicial independiente no quiere decir jueces independientes de la constitución de la que deriva su poder, o independientes de las leyes que tienen que respetar y hacer cumplir”.
 
En otro weblog se publica una entrevista con Roy Moore, ex-juez de Alabama, en la que muestra su oposición a la propuesta de enmienda de Bush en contra del matrimonio homosexual con un interesante argumento. Recordemos que una de las propuestas de Bush al respecto es introducir una nueva enmienda constitucional para fijar expresamente que el matrimonio sólo es posible entre un hombre y una mujer.
 
“No creo que se pueda hacer una enmienda constitucional para cada problema moral creado por jueces que no siguen la ley de sus estados”. (...) Moore advirtió que una enmienda podría ser eventualmente un error si se usa como fuente de moralidad, y dar lugar a torcidas interpretaciones por parte de jueces o legisladores. Por ejemplo, dijo, la enmienda propuesta por los conservadores definiendo el matrimonio simplemente como la unión entre un hombre y una mujer, dejaría la puerta abierta a futuros responsables políticos que podrían argüir que la medida no prohibe las uniones incestuosas”
 
Pero es, Ann Coulter, el terror de los progresistas norteamericanos la que, como siempre, trata el asunto con una especial mordacidad. “La pasada semana, la Corte Suprema de Massachusetts descubrió que la Constitución Americana —escrita en 1780— obliga al Estado a permitir el matrimonio homosexual.
(...) La principal lección del descubrimiento de la corte judicial sobre la cláusula oculta del matrimonio, es que estos jueces están en el trabajo equivocado. Si han podido encontrar el derecho al matrimonio homosexual en la Constitución de Massachusetts —nunca antes detectado por ningún ser humano—, necesitamos ponerles a buscar a Osama bin Laden. ¡Estos tipos pueden encontrar cualquier cosa!. Porque como no les enviemos pronto fuera del país, podríamos empezar a leer titulares como: La Corte Suprema de Massachusetts prohibe el capitalismo. Dan a los legisladores un plazo de 6 meses para nacionalizar toda la industria.”
 
Y para ofrecer otra perspectiva desde el punto de vista liberal, cerramos nuestro comentario semanal con una cita del excelente artículo de Larry Elder. “Algunos críticos del matrimonio entre personas del mismo sexo basan su oposición en sus creencias religiosas. Otros argumentan que ninguna sociedad o cultura aprueban tales relaciones. Otros siguen considerando al llamado matrimonio homosexual una pendiente resbaladiza de la que resultaría la posibilidad de matrimonios entre múltiples personas o entre miembros de la misma familia. Todo se convierte por tanto en una ardua cuestión de regulación estatal, pero ¿Por qué el gobierno no se queda fuera del negocio de concesión de licencias de matrimonio? (o para cortar el pelo, para conducir un taxi, abrir un negocio o ejercer una profesión). Dejemos el matrimonio para las instituciones no gubernamentales como iglesias, sinagogas, mezquitas y otras casas de culto o instituciones privadas. El adulterio, aunque legal, permanece como un pecado objeto de condenación social. Y eso a pesar de que legalmente sea condenado o aprobado.
 
Aquellos que ven al matrimonio del mismo sexo como pecaminoso continuarán considerándolo así; ni como un asunto del gobierno, ni de los jueces ni de lo que digan sus vecinos. Nuestra sociedad podrá resistirlo.
 

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