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Irak y Afganistán: las falacias de Zapatero

El candidato electo quiere presentar la retirada de las tropas de Irak, promesa electoral que efectivamente realizó antes de los atentados del 11-M y que mantiene incólume a pesar de los mismos, como algo completamente disociado de su hipotético compromiso con la lucha contra el terrorismo. Es muy discutible que en el Irak de hoy no se esté librando una batalla contra Al Qaeda, guerra que reconocen en todo el mundo excepto en Ferraz, pero es una burda falacia lo que el señor Zapatero quiere hacernos creer. Su peculiar cuadratura del círculo se reduce a afirmar que para compensar la salida de Irak enviará más tropas españolas a Afganistán.
 
Loable, pero engañoso. Y por una razón muy sencilla: el próximo presidente del Gobierno no especifica a qué Afganistán se está refiriendo. O porque no lo sabe aún o porque no quiere que lo sepamos los demás. En Afganistán hay dos mandatos, el de la ISAF, fuerza de estabilización, bajo mandato OTAN, cuya misión es la protección de Kabul y la ayuda a la reconstrucción del aparato estatal central.  Pero también actúan fuerzas de combate bajo la Operación Libertad Duradera y cuyo objetivo es la persecución y la derrota en combate de los miembros todavía afectos al antiguo régimen talibán y a Al Qaeda, incluyendo la búsqueda del mismo Osama Bin Laden. Las tropas españolas han estado sirviendo en ambas misiones, con la precisión de que nuestra contribución a Libertad Duradera ha sido de apoyo al combate y, esencialmente, de la aportación de un escalón médico avanzado. Aunque no sólo.
 
Por tanto, ¿qué misión piensa reforzar José Luis Rodríguez Zapatero? ¿La humanitaria o la verdaderamente antiterrorista? Si está pensando en la primera, tendrá que justificar muy mucho por qué ayudar a reconstruir la autoridad de Karzai es una contribución más legítima y directa que hacer lo mismo con la Autoridad provisional Iraquí. Algo, en principio, bastante difícil de acometer con honestidad. Pero si por un casual estuviera realmente pensando en incrementar la presencia española en las montañas de Tora Bora, para combatir a los terroristas y guerrilleros que allí han encontrado refugio –lo cual sería loable y digno de elogio, dicho sea de paso– se enfrentaría primero a tener que acelerar la designación y preparación de las unidades potencialmente empleables, que no son tantas, y, en segundo lugar, a asumir el riesgo que ese tipo de combate supone.
 
El PSOE nunca ha hecho una cosa así y es de suponer que a Zapatero tampoco se le ha pasado por la cabeza, máxime cuando denuncia con insistencia la militarización de la guerra contra el terror. Pero si lo que quiere es vendernos una compensación a través de más ayuda humanitaria, puede que engañe a alguno. Pero que sea consciente de que pronto comienza a mentir.
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos.

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