El libre comercio no se logra con tratados multilaterales; eso sólo sirve para justificar más burocracia, además de frecuentes y costosas "cumbres". La libertad no se logra así, sino más bien con el Estado procediendo a liberar unilateralmente a sus ciudadanos. No se alcanza la integración de los pueblos por la decisión de mesiánicos líderes, sino con algo mucho más simple: que los gobiernos no interfieran en el libre intercambio y la libre circulación, con aduanas y controles migratorios.
Sin embargo, los presidentes Lula y Kirchner se reunieron recientemente en Brasil para acordar nuevos organismos burocráticos: construir a corto plazo una Comunidad Sudamericana de Naciones. Pretenden tener un papel similar al de Alemania y Francia en la Europa de la postguerra. Durante esa misma reunión, decidieron trabajar conjuntamente (para lo que crearán otra comisión burocrática) con el fin que el FMI excluya de los cálculos de gastos las inversiones gubernamentales en obras de infraestructura, lo que les permitiría gastar más sin incluir costosas obras estatales en la contabilización del déficit.
¿Y cómo está el tema de la deuda? Adam Lerrick, representante de los acreedores privados de Argentina, señala que si el gobierno de Kirchner consigue su objetivo, otros países "caerán en cascada" en la cesación de pagos. El Estado argentino está pagando su deuda al FMI por las fuertes presiones políticas, pero a los privados no les paga nada y pretende reconocerles solamente el 25% de la deuda. Si lo logra, ello provocaría la desconfianza de los inversores hacia los países emergentes, disminuyendo la entrada de capitales, a la vez que tentaría a otros gobiernos a hacer las mismas trampas que Argentina.
El FMI ha sido laxo al otorgar créditos a países que obviamente se estaban sobre endeudando y convirtiendo sus deudas en impagables. Ahora, esta nueva propuesta de Lula y Kirchner significaría relajar aún más las condiciones y permitir mayores endeudamientos.
¿Es impensable una cesación de pagos por parte de Brasil? Lo más probable es que por razones políticas no ocurra con el FMI, pero otra cosa puede suceder con las deudas a privados. Argentina le debe al FMI 15.000 millones de dólares, mientras que Brasil le debe más del doble. Entre esos dos países se concentra el 45% de la cartera activa del organismo multilateral. Usted, como cliente, empresario o inversionista, ¿confiaría en un banco que concentra el 45% de su cartera de préstamos en sólo dos clientes?
La deuda total del Estado argentino suma 185.000 millones de dólares (132% del PIB); la parte que se está pagando representa 79.000 millones de dólares (equivalente al 56,5% del PIB). La deuda del Brasil es de 310.000 millones de dólares, el 58% de su PIB. Se considera que el endeudamiento es aceptable hasta 60%, pero el PIB brasileño se contrajo 0,2% en 2003. Bear Stearns, que calculaba un crecimiento para Brasil de 3,8% en 2004, ha venido bajando sus estimados. Y parece difícil que Brasil salga a corto plazo de su recesión porque no se están instrumentando reformas a favor del libre mercado, como privatizaciones, reducción del gasto gubernamental, desregulaciones, etc.
Mientras tanto, la deuda continúa ascendiendo a un ritmo acelerado de 3% del PIB por año, debido al peso de intereses que se van refinanciando y a pesar de superávit fiscales crecientes. En 2003, el superávit primario (antes del pago de los intereses de la deuda) fue de 4,3% del PIB; los intereses representaron el 9,5%. Esto significa que Brasil pagó una parte de los intereses y el resto lo refinanció con más deuda. Se trata del mismo método que utilizó Argentina hasta que llegó a un punto en que tenía una deuda tan inmensa que sencillamente dejó de pagar.
Todo parece indicar que Brasil sigue el mal camino de la Argentina hacia una eventual cesación de pagos.
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Alejandro A. Tagliavini, miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).