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Carlos Semprún Maura

Gris que te quiero gris

Yo no soy médico, pero habiendo alcanzado una edad venerable –y en otros tiempos, por ello, se me hubiera “venerado”, y no se da el caso– conozco en mi entorno familiar, y de amistades, casos de ancianos con fallos de memoria. Es cosa frecuente. Pues me extraña no haber oído o leído nada en torno a los fallos de memoria del presidente Chirac. El jueves 1 de Abril, entrevistado por dos periodistas de las principales cadenas de televisión: TFI y FRANCE 2, para que pudiera explicar, tras la derrota en las regionales, su política y su nuevo gobierno, tuvo, ante millones de teleespectadores, varios fallos de memoria muy significativos. Dirigiéndose a Arlette Chabot, una de los dos periodistas, elogió su emisión, sin lograr acordarse de cómo se llamaba. Mots-croisés (crucigramas) aclaró la directora de esa emisión de France 2.
 
Chirac elogió a uno de los participantes, sin lograr recordar su nombre: “El señor, el señor, el señor... bueno el experto, tenía toda la razón cuando explicaba que era absurdo que en Francia la recaudación del impuesto sobre la renta cueste cuatro veces más que en Alemania, por ejemplo”.
 
Sus fallos de memoria fueron muchos más, con balbuceos, momentos de silencio y cosas así, y eso por primera vez. La televisión es implacable y lo denuncia todo. Con mi experiencia de anciano he visto casos de personas con fallos de memoria que los llevaron a cuestas hasta su muerte a los 95 años, pero en otros eran los primeros síntomas de algo mucho más grave. En el caso de Chirac, no se trata de un problema personal, sino de un problema político.
 
En cuanto al contenido de sus declaraciones, fue aún más patético, pero también más comentado. Se pasó una hora criticando implícitamente a Rafarin, a quien acababa de confirmar en su cargo de Primer ministro, y si defendió la necesidad de proseguir las reformas como así dijo” el señor, el señor.... “experto”, anunció al mismo tiempo un compás de espera, o sea de nuevo el inmovilismo.
 
El espíritu de las reformas se mantiene, pero las reformas se archivan. Nadie se extrañara de que los ministros dimitidos, son todos aquellos que se han enfrentado a “la calle”, sin tener en absoluto en cuenta si han obrado bien o mal. Los sindicatos de enseñanza, ese potente feudo reaccionario, ha logrado, como previsto y como siempre, tumbar a su ministro, en este caso Luc Ferry, mediocre filósofo pero buen ministro.
 
Los innumerables problemas sanitarios, muchos reales, otros inventados, han tumbado a Mattei, los intermitentes han tumbado a Aillagon, los “científicos” han tumbado a Claudie Haigneré, y asi sucesivamente. No es una actitud muy digna, y además peligrosa, porque es una prima a la calle, mañana manifiestan los peluqueros y ¿qué se les ofrecerá? ¿Nuevas tijeras? Como previsto Sarkosy pasa de Interior a Economía, en donde se le pide multiplicar los peces y los panes, pero como las arcas están vacías se le pide un milagro. Dominique de Villepin pasa de Exteriores a Interior, y también estaba previsto. Pero en esta caso puede que el cambio sea más profundo. Villepin habiendo sido el mariscal de las ilusiones bonapartistas mundiales de Chirac, su retirada para ocuparse de infelices prostitutas rumanas, puede significar un cambio de rumbo, puede significar que pese a sus fallos de memoria, Chirac ha entendido que sus ínfulas han fracasado. Michel Barnier, nuevo titular, ex comisario europeo es un político mucho más moderado y pragmático. Veremos.
 
¡Gran noticia! Llega la reina Isabel II la reina de Gran Bretaña, para festejar os 100 años de “entente cordiale”. Lo que constituye una enigma y plantea quebraderos de cabeza a la policía, es que además de los palacios, y los Campos Elíseos, quiere visitar el barrio de Montorgueil, barrio popular del centro de París, y nadie sabe si quiere rendir homenaje a Marie Stuart o a Eugene Sue.

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