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Pablo Molina

Moratinos y el nuevo orden

Tras la reciente victoria electoral del PSOE, uno de sus estadistas con mayor peso internacional, Jesús Caldera, anunció el advenimiento de un nuevo orden mundial. También lo hicieron en su día personajes tan nefastos para Europa como Wilson, Hitler o Stalin. Una tarea de estas dimensiones requiere el concurso de sabios muñidores como Miguel Angel Moratinos, canciller in pectore, bien conocido por sus simpáticas fotografías siempre del brazo de Arafat, mientras con toda seguridad le amonestaba severamente por la mala costumbre de mandar a sus fieles a reventarse en los autobuses y los restaurantes israelíes, tal y como corresponde al responsable de la política de la UE en Oriente Medio.
 
La nueva doctrina calderil en materia de relaciones internacionales fue esbozada en un artículo de Moratinos publicado recientemente en el Wall Street Journal. Pero esto no era más que una primera aproximación. El pasado cuatro de abril, el corpus doctrinal de la nueva política española fue desvelado en las páginas del Diario Montañés. Cómo será la cosa que hasta en las bitácoras de otros países se han hecho eco del mismo.
 
“Hace un año se inició una guerra ilegal e inmoral. Una guerra planteada por sus promotores como un conflicto entre el bien y el mal. Una guerra cuyo fundamento y justificación fue una sarta de mentiras y una acumulación de despropósitos”. ¿Chomsky?, ¿Ramonet?, ¿Llamazares?. No, señores, ninguno de ellos. Es Miguel Angel Moratinos, que así comienza su famoso artículo. Con esta tarjeta de visita, el lector puede ir haciéndose a la idea de que el nuevo orden cósmico prometido empieza asomando por el flanco siniestro. Sin este ejercicio de introspección previa, la belleza y la satisfacción intelectual que ofrece la prosa de Moratinos apenas puede vislumbrarse.
 
En algunos casos se destaca la facilidad para la metáfora de nuestro futuro Ministro de Asuntos Exteriores. En otros son un poco más irreverentes: “El artículo del próximo Ministro de Asuntos Exteriores Miguel Angel Moratinos —ex-palmero oficial de la UE ante Arafat— demuestra un nivel de bilis y de mendacidad muy preocupante de ver en un alto representante del gobierno.”
 
Finalmente otros se solazan con las nuevas afirmaciones de Moratinos, en las que su conocimiento de la alta geopolítica y el inveterado antisionismo consustancial a la izquierda europea producen alhajas progresistas como la que sigue: “Al-Qaeda no será derrotada hasta que se produzca una solución pacífica del conflicto Israelí-Palestino”. “Cosas como ésta —añade el autor de esta bitácora— son las que me hacen tan difícil concentrarme en otros asuntos. Cosas como ésta me hacen empezar a odiar a los idiotas que piensan que los problemas del mundo acabarían sólo con que los palestinos tuvieran su propio estado. Tengo una noticia para ti, Moro-tinos: El terrorismo continuará con Israel y sin Israel, incluso después de que los palestinos tengan su Estado. Al tiempo.”
 
La política exterior de ZP ha hecho feliz, por fin, a la masa marxistoide devenida neo-pacifista, que aún piensa que la paz se consigue saliendo a las calles al grito de “paz”, o el sedicente “no a la guerra”, con una flor en la mano y silbando canciones de John Lennon. El siguiente paso, ya se ve venir, será emular a Trotsky: “Ni paz ni guerra”. No se han enterado aún de que por cada pacifista que arroja sus armas al suelo, hay diez terroristas dispuestos a empuñarlas para acabar con él. Sólo cabe esperar que el precio a pagar durante el proceso de aprendizaje no resulte demasiado alto.
 

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