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Martín Krause

Redistribución de la riqueza

En una entrevista radial, el ministro del Interior de Argentina, Aníbal Fernández, sostuvo que todavía no están dadas las condiciones para mejorar la distribución de la riqueza. Dijo también que "la redistribución de la riqueza debe ser nuestro objetivo formal" y que "no están dadas las condiciones que garanticen que se vuelva al statu quo del gobierno de Juan Perón, en donde la relación entre el que más tenía y el que menos tenía era 7 a 1, cuando ahora es 40 a 1".
 
Como se trata de una opinión bastante generalizada en toda la sociedad, resulta interesante analizarla. La primera pregunta que uno debe formular es: ¿qué es lo que nos preocupa, la pobreza, la existencia de muchos que no cubren necesidades básicas o, más bien, nos preocupa la diferencia entre los ingresos de éstos y los de mayores ingresos? Se trata claramente de dos preguntas diferentes.
 
Analicemos esto con las mismas cifras del ministro. Supongamos la situación A, donde la diferencia entre los de mejores y peores ingresos es de 7 a 1; los primeros ganan 700 y los segundos ganan 100; y comparemos ahora esa situación con la B, donde los primeros ganan 8.000 y los segundos 200 (diferencia de 40 a 1). ¿Cuál es mejor? Pues si lo que nos preocupa es la diferencia de ingresos, entonces preferiremos la situación A, pero si lo que nos preocupa realmente es la situación de los pobres, preferiríamos el caso B, ya que los pobres han duplicado sus ingresos. Debe quedar claro que la redistribución y la pobreza son dos cosas distintas.
 
No serían cosas distintas si creyéramos que la riqueza de unos es causa de la pobreza de los otros. No niego que en sistemas estatistas y economía rígidas y controladas eso pueda suceder, pero no lo es en el caso del capitalismo. En éste se genera riqueza y mejora la situación tanto de unos como de otros. Tal vez la brecha pueda ser más grande, pero nadie determina quién va a pertenecer al grupo de más arriba y quién al de más abajo. Bill Gates está en el de más arriba, por supuesto, pero hace 20 años estaba mucho más abajo. Y no hay ninguna garantía de que permanecerá allí; tal vez sus nietos dilapiden su fortuna y caigan varios escalones, aunque les lleve tiempo y una cadena de errores lograrlo.
 
El Índice de Libertad Económica elaborado por Heritage Foundation y el Wall Street Journal muestra una clara relación entre el grado de libertad económica (mayor capitalismo) y el nivel de ingresos de la población (por ende, menor pobreza): los países con economías más libres son los que tienen mayores niveles de ingresos. Pero incluso podemos ver este fenómeno en el que fuera uno de los países más pobres: China. Desde que comenzó a abrir su economía ha logrado cuadruplicar el ingreso per cápita de sus habitantes.
 
Ahora hay chinos ricos, lo cual implica que la brecha entre los más ricos y los más pobres ha aumentado y tal vez sea incluso más que 40 a 1. Pero ¿acaso los chinos pobres están peor que bajo el comunismo maoísta de ayer? Curiosamente, Argentina está disfrutando los beneficios de la apertura económica china ya que el aumento del consumo en ese país ha elevado notablemente los precios de las mercancías y materias primas que exportamos. Y ellos están mejor pese a que la brecha se ha disparado.
 
Creer que la riqueza de unos proviene de la pobreza de otros es aplicar al mercado lo que el estado hace: éste no genera riqueza, simplemente la toma de un lado y la gasta en otro; es un juego de suma cero. La actividad privada, en cambio, genera riqueza donde no existía; es un juego de suma positiva.
 
En lugar de preocuparnos por la brecha entre ricos y pobres debemos preocuparnos por el progreso, que mejora la condición de todos.
 
© AIPE
 
Martín Krause, rector de ESEADE y corresponsal de AIPE.

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