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Alberto Acereda

Irak y la rueda de prensa de Bush

La rueda de prensa que desde el ala Este de la Casa Blanca ha dado la noche del 13 de abril George W. Bush a los periodistas ha durado algo más de una hora y se ha centrado en la política exterior norteamericana y, en particular, en la actual situación de Irak. La conferencia de prensa, retransmitida en directo por las grandes cadenas de televisión norteamericanas, responde a la creciente inestabilidad en Irak. Ante las cámaras, con un centenar de periodistas y a la hora punta de audiencia, Bush ha asegurado al pueblo norteamericano y, de paso, al mundo entero su absoluto compromiso por seguir adelante en la guerra planetaria contra el terrorismo de la que, como él mismo ha dicho, Irak es sólo una de las batallas. Desde la captura de Saddam Hussein el pasado diciembre, esta rueda de prensa constituye una de las mejores noticias de la posguerra iraquí. Y esto es así porque Bush ha demostrado a las claras tener un plan, una estrategia y unos objetivos que, a pesar de las dificultades, supondrán el desmantelamiento del terrorismo en el mundo. La rueda de prensa ha incluido diecisiete minutos iniciales en los que el presidente ha expuesto sus ideas, a los que han seguido casi cincuenta minutos de respuestas a las difíciles y hasta incómodas preguntas de varios periodistas.
 
En palabras de Bush, el terrorismo es sólo eso: terrorismo, venga de donde venga y lo ejerza quien lo ejerza, sea en las Torres Gemelas, en un restaurante de Jerusalén o en un tren de Madrid. Por eso, el gran mensaje de su monólogo inicial ha sido reafirmar a los americanos que el objetivo inicial de llevar la libertad y la democracia a Irak es una labor que continuará pese a los intentos terroristas de que no sea así. El 30 de junio se traspasará la soberanía de Irak a un gobierno provisional, se preparará una Constitución que votarán en referéndum los iraquíes y antes de enero de 2005 habrá elecciones libres. Ese es el compromiso de Estados Unidos y de los países de la coalición que, con la supervisión de Naciones Unidas, harán posible la democracia en Irak. Al claro mensaje de Bush han seguido múltiples preguntas de quince periodistas de diversas cadenas de televisión, radio (ABC, FOX, CBS, NBC, CNN, NPR) y prensa (Time, NY Times, Washington Post, LA Times, Washington Times…). Bush ha contestado con brillantez a todas ellas y ha puesto en evidencia algunas cosas. Que el hasta ahora fallido hallazgo de las armas de destrucción masiva en Irak no significa que no existieran; que la Comisión Investigadora del 11-S aclarará la verdad de la honestidad de esta administración; que de lo ocurrido el 11-S no hay otros culpables que los terroristas de Osama Bin Laden; que Irak no es Vietnam porque los muertos norteamericanos no serán muertes para nada; que el mundo hoy es más seguro sin los talibanes y sin Saddam Hussein, y que cabe hacerlo más seguro acabando con todos los terroristas estén donde estén; que la libertad es la necesidad más profunda de cualquier alma humana; y que para acabar con los terroristas hay que emplear toda la fuerza, incluida la guerra cuando sea necesaria, a menos que como ha ocurrido en Libia valga la diplomacia para cesar el terrorismo.
 
Hoy Bush ha demostrado ser todo lo que sus detractores le censuran, incluido el candidato John F. Kerry, cuyo posicionamiento ante el terrorismo resulta tan endeble y escurridizo como inoperante y demagógico. Para Bush el terrorismo es una guerra que hay que luchar juntos entre todos los ciudadanos libres del mundo, no un delito que basta con amonestar y reprender. Bush dice la verdad, sin teatro y sin engaños de político. Por eso hoy Bush le ha mostrado al pueblo americano que es un presidente de y para los ciudadanos libres. No ha sido esta una rueda de prensa para la reelección en noviembre de 2004 porque como el mismo Bush ha repetido tres veces, sus decisiones no se basan en las encuestas sino en la firme voluntad de liderar la lucha contra los terroristas que quieren acabar con nuestra libertad. Enfático, inteligente y claro, este es el mejor Bush en mucho tiempo: el ciudadano que entiende el dolor de su pueblo y que comparte esa voluntad de llevar la democracia al mundo entero y liberar al mundo del traicionero terrorismo.
 
A la izquierda que en España y en medio mundo sigue gritando contra Bush, bien les vendría ver en su integridad esta rueda de prensa. Bush es un hombre llano; puede gustar más o menos, pero tiene las ideas claras y tras el Afganistan de los talibanes se fue directo a por el Irak tiránico y despótico. Y no nos debe extrañar, porque fue justamente Saddam Hussein quien ya en 1993 acogió y escondió en Tikrit al iraquí Abdul Rahman Yasin tras volar éste el World Trade Center. Porque Abu Musab al Zarqawi también halló cobijo en Irak tras dirigir un campo de entrenamiento de Al Qaeda y tras asesinar al diplomático estadounidense Lawrence Foley en Ammán en octubre de 2002. Porque Hisham al Hussein, otro miembro del gobierno de Saddam Hussein, tuvo varios y nutridos contactos con líderes del grupo terrorista Abu Sayyaf en Filipinas, los mismos que en Zamboanga asesinaron a tres norteamericanos en octubre de 2002. Porque en 1993 el Servicio de Inteligencia Iraquí tenía a Osama Bin Laden como un amigo y colaborador. Porque el partido Baaz pagó miles de dólares a las familias de los terroristas palestinos. Aunque sólo fuera por eso, estaría ya justificada la Guerra de Irak para acabar con el terrorismo, incluido el del 11-S. Todo esto no lo ha dicho Bush, aunque lo sabe, y ahí están las pruebas para quien quiera verlas, como apuntaba hoy Deroy Murdock desde la Fundación Atlas de Investigación Económica en Nueva York. Hay que ver ruedas de prensa como esta para poder ver la importancia de apoyar a Estados Unidos en su lucha sin cuartel para erradicar las masacres. Que se lo pregunten, si no, a las víctimas.

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