El árbitro Moreno Delgado estuvo tan mal concediendo el gol de Helguera que a la postre supuso la victoria madridista en el estadio Vicente Calderón como lo estuvo el portero Sergio Aragoneses dejándole un inexplicable hueco a Solari para que éste marcase el primero de la noche. Lo más sorprendente de todo es que el portero ventilase su propia responsabilidad así: "cometí un error y lo asumo como tal"; mientras que con la responsabilidad de Moreno Delgado fuese mucho menos complaciente, cebándose con el colegiado desde la atalaya de lo que podríamos denominar como "autoridad moral histórica". Aragoneses, que llegó hace tan sólo unos meses al Atlético de Madrid procedente del Getafe, respondió así cuando el periodista le habló del error que favoreció al Real Madrid: "como siempre". ¿Como siempre? ¿Como siempre qué?
Alguien podría emplear con Aragoneses el mismo sistema que él utiliza con Moreno Delgado. Lo que está dejando caer el portero del Atlético de Madrid es que, "como siempre", los árbitros benefician al Real Madrid, sacando del baúl de los recuerdos el viejo asunto de la conspiración judeo-masónica. Puestos a dudar de la honorabilidad de la gente, imaginemos sólo por un instante que a algún socio del equipo rojiblanco le diera por pensar que Aragoneses, horriblemente situado en el gol de Solari, había cometido ese fallo conscientemente y no simplemente porque sea un mal portero... ¿Cómo le sentaría al bueno de Sergio? Y, sobre todo, ¿cómo podría defenderse de esa acusación?... Pues eso mismo es lo que les pasa a los árbitros en España.