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Ignacio Villa

Un boquete de incumplimientos

Las primeras horas del Gobierno Zapatero nos han dejado una decisión que,
por su inesperado anuncio, es claramente sorprendente. El regreso inmediato de las tropas españolas de Irak abre, de la noche a la mañana, un boquete de compromisos incumplidos. El "nuevo talante" que, por lo que parece, sirve para "un roto y para un descosido", en esta ocasión, ha sido claramente desbordado por los acontecimientos. El "nuevo talante" ha sido triturado con varios gestos que han servido para evidenciar una realidad. Con talante, sin más, es muy complicado gobernar correctamente.

Del anuncio de Zapatero –de retirar las tropas españolas– se desprenden varios incumplimientos flagrantes de sus promesas del reciente discurso de investidura. En primer lugar, Zapatero toma una decisión sin haber sido escuchado el Consejo de Ministros, una formalidad cuando menos obligatoria en el Poder Ejecutivo. Segundo: el presidente del Gobierno rompe con su promesa de debatir en el Congreso el regreso de las tropas, antes de tomar una decisión definitiva. Y por último, Zapatero que había marcado la fecha del 30 de junio como señal límite, adelanta esa decisión aunque le cueste –como le va a costar– la credibilidad internacional. Son muchos incumplimientos ejecutados de un plumazo. Una de dos: o están empeñados en la torpeza desde el principio, o es que prefieren romper con la baraja del nuevo talante y del diálogo a las primeras de cambio.

En todo caso lo que ha ocurrido es preocupante. Sí esto pasa con una historia fabricada y buscada por el propio presidente del Gobierno: ¿qué será cuando los problemas le vengan de forma imprevista? En fin, no parece que esta crisis provocada artificialmente desde La Moncloa, esté siendo correctamente pilotada. Más bien lo contrario. Y es que la defensa que ha hecho José Bono de su presidente, está bien como "fervorín mitinero" en La Mancha, pero no vale como una justificación sólida y política de una decisión de Estado. Bono es concluyente, pero no convence. Dice de forma categórica que "los Ejércitos de España no huyen", de acuerdo. El Ejercito de España no huye; los que huyen son otros que toman decisiones sin medir correctamente las repercusiones políticas y estratégicas. Zapatero ha querido dar un golpe de efecto en su arranque, pero se ha olvidado que esos golpes son tan efímeros como inútiles.¡Y esto acaba de comenzar!

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