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Guillermo Rodríguez

Ya era hora, Google

Dos de los mayores misterios del universo digital han quedado resueltos. El primero no era tanto misterio como especulación. Que sí, que no… como era previsible, Google ha despejado la incógnita anunciando su futura salida a Bolsa. La Oferta Pública de Venta de acciones (OPV), con la que el buscador espera alcanzar los 2.700 millones de dólares, será una de las quince mayores de la historia.
 
El segundo misterio es mucho más interesante. Google siempre ha sido opaco a la hora de facilitar sus resultados fiscales. Todo lo que se publicaba sobre sus cuentas eran puras especulaciones, nada concreto ni contrastado. Con su salida a Bolsa, la compañía se ha visto obligada a detallar a la Comisión de Mercados de Valores todos sus números. Impresionantes: 961,9 millones de dólares de ingresos netos y 105,6 millones de beneficios en 2003. Durante el primer trimestre de este año ha facturado 389,6 millones de dólares y obtenido unas ganancias de 64 millones.
 
Las cuentas de Google se nutren en un 95 por ciento de los ingresos provenientes de la publicidad. El cinco por ciento restante lo obtiene por la venta de licencias a terceros. Sergey Brin y Larry Page ganan al año 150.000 dólares, un sueldo bastante rácano siendo quienes son. Obviamente, su cuenta corriente recibe el estímulo de los bonus: tocan a 206.000 dólares anuales por barba. Migajas comparado con lo que se van a meter con esta OPV. Cada uno posee el 15 por ciento de la compañía, que en dinero contante y sonante vienen a ser cerca de 4.500 millones de euros. Page tiene 31 años; Brin 30. Ambos aparecen en la lista Fortune. Con su edad, el común de los mortales se conforma con tener la fortune de llegar a fin de mes.
 
Tal vez contagiados del estilo Zapatero, los dos fundadores de Google han enviado una carta a sus futuros accionistas asegurando que la salida a Bolsa no les cambiará. Los empleados podrán seguir yendo a trabajar en vaqueros, echarse una partidita de ping pong para desentumecer músculos o hartarse de M&Ms y cereales gratuitos. Qué bello debe ser vivir en Google…
 

 
Cuando el pasado mes de octubre el diario Financial Times ofreció la primicia de la posible OPV de Google, los responsables de la compañía ni la confirmaron ni la desmintieron. Ahora el mismo medio vuelve a publicar otra exclusiva de la que se han hecho eco los principales medios de todo el mundo: Terra podría haber solicitado al banco de inversión estadounidense Lehman Brothers asesoramiento para vender su portal Lycos. Según el rotativo británico, la operación podría alcanzar los 200 millones de dólares, lo cual deja bien a las claras el gran fiasco que supuso la compra promovida, supervisada y firmada por Juan Villalonga.
 
El capricho de Lycos le salió a Terra por 12.500 millones de dólares. Recupera, si es que lo consigue, menos del dos por ciento de lo que le costó. Fuentes de Telefónica, que califican la noticia de rumor, reconocen que la operadora “se encuentra actualmente en un proceso de análisis y revisión de determinadas unidades operativas”, proceso en el que también “se están analizando diferentes alternativas para Lycos US, sin que hasta el momento se haya tomado ninguna decisión definitiva”. Confusa forma de decir no pero sí.
 

 
Sí pero sí. iTunes ha demostrado en su primer año que su iniciativa ha sido todo un éxito. Más de 70 millones de canciones vendidas a 99 centavos la unidad han ayudado a que se coma el 70% del mercado de las descargas legales en Estados Unidos. La nueva versión de iTunes, la 4.5, incorpora novedades que aumentan su versatilidad, aunque también sale con algunos puntos negros. Con el fin de “desalentar la piratería de música", Apple ha reducido de diez a siete el número de veces que un usuario puede grabar la misma lista de reproducción de canciones en un CD. Miedo da cuando se comienza a mutilar un servicio en aras de frenar la piratería.
 

 
Un nuevo panorama se le abre a la Industria musical española. La decisión de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, de rebajar el IVA que grava a los discos hasta dejarlo en el 4 por ciento se ha llevado a cabo, teóricamente, para fomentar la venta de CDs y estimular la producción. Habrá que seguir con lupa los movimientos de las discográficas a partir de ahora. Porque no sería descabellado pensar que el precio de los discos se mantenga inamovible y que, a la larga, la medida sólo contribuya a engordar las cuentas corrientes de las discográficas. Por supuesto tendrán excusa para justificar la no aplicación de la rebaja: el dinero recabado de más se invertirá en la lucha contra la piratería. Será entonces cuando las palabras de Lampedusa cobren todo su sentido: todo cambia para que todo siga igual.
 

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