La primera presencia del presidente Zapatero en el Senado nos deja encima de la mesa lo que era previsible: una reforma constitucional que abarca importantes cuestiones del Estado. En muchos momentos de su parlamento, el Presidente ha recordado coma por coma el debate de Investidura y vuelto a esgrimir sus argumentos preferidos: diálogo, consenso y entendimiento. Son palabras que suenan bien, que nadie desprecia pero que de tanto usarlas empiezan a estar desgastadas. Además, es cierto que ese diálogo y ese consenso son imprescindibles para hacer política, pero no nos engañemos, son conceptos usados y utilizados por TODOS desde el año 78; y por lo tanto no parece correcto que ahora, veinticinco años después, unos pocos intenten adueñarse de unos instrumentos que pertenecen a todos los demócratas.
Rodríguez Zapatero ha pedido al Partido Popular que no se excluya de las reformas constitucionales y desde el PP se ha recordado al presidente del Gobierno que los populares no están de acuerdo con esas reformas pero que la puerta no esta cerrada. Una actitud que ha sido agradecida por el Jefe del Ejecutivo, quien ha insistido en que con ese oferta comienza una nueva etapa. Bien, vale, pero seamos serios. El Gobierno necesita del Partido Popular para cualquier cambio, por mínimo que sea, en el texto constitucional. Zapatero sabe que los populares tienen en el Senado mayoría, y que por lo tanto son llave imprescindible para cualquier movimiento de reforma. Precisamente esa necesidad que el presidente del Gobierno tiene del Partido Popular, deberá ser utilizada con inteligencia por Mariano Rajoy. La puerta que el portavoz en el Senado, García Escudero, ha dejado abierta no es una puerta, nunca podrá serlo, al conchabarse.
El PP tiene la posibilidad real y la obligación política de poner el sentido común en una reforma arriesgada y peligrosa, tiene la sartén por el mango, es la clave para cualquier aventura del PSOE. Zapatero necesita de Rajoy, los dos lo saben. Desde luego, si el líder del PP pone en marcha su inteligencia política, tendrá mucho camino ganado. Con ese panorama, pueden dar la vuelta a la tortilla. El PP puede convertirse en el protagonista de la iniciativa política. Y eso es media vida.