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Torturas y democracia

La gran virtud de la democracia es que concede los mismos derechos a los ciudadanos de bien que a los asesinos y terroristas. La dignidad humana y sus consecuencias legales son iguales para todos, independientemente de que unos quieran comportarse acorde a la ley y otros quieran dinamitarla. Por eso, resulta tan inaceptable como repugnante las fotos y pruebas de que se ha estado aparentemente torturando a prisioneros iraquíes.
 
Pero la otra gran virtud, a su vez, del sistema democrático es que aplica la ley invariablemente, no importa quién cometa el crimen, y pone los medios necesarios para reparar el daño y castigar al o los culpables. No todos los sistemas políticos se conducen de igual manera y en grandes zonas del mundo, particularmente en el oriente Medio reina la impunidad y la arbitrariedad.
 
De momento, lo que ha provocado la diseminación de imágenes en Internet es una investigación, más que justificada, a tenor de las acusaciones, por parte del Pentágono. Se trata de dilucidar, en serio, si todo responde al exceso de unos pocos individuos o se debe a un estado de desidia general entre los mandos encargados o responsables de los interrogatorios. Es posible que sea lo primero, pero aunque se debiera a lo segundo, lo realmente importante es comprobar que el propio sistema legal norteamericano, es capaz de encontrar a los responsables y aplicarles el me4rceido castigo. Que el sistema de derechos prevalece incluso en tiempos tan difíciles como es la guerra en Irak. Igualmente hay que congratularse de que las tropas involucradas sean americanas, porque si hubieran sido sirias, iraníes o coreanas, por poner solo tres ejemplos, nunca se hubieran hecho públicos sus desmanes.
 
José Borrell ha dicho que este episodio desgraciado es producto de la foto de las Azores. Convendría recordarle que, en todo caso, sería producto de Lasa y Zabala, asunto que tuvo lugar cuando él era miembro del Gobierno y del que se supone que, al menos políticamente, era corresponsable. En la política de Aznar, no hubo nunca ni el menor atisbo de trasgresión de la legalidad vigente en materia de derechos humanos; en la estrategia negra para acabar con ETA, sin embargo, eso era su columna vertebral.
 
No todos los medios son válidos para alcanzar un buen fin. Eso es lo que está diciendo el líder socialista. Sin embargo, no se da cuenta de que sus propias palabras transgreden dicho principio ético, pues en política no todo vale. Y mucho menos el recurso a la calumnia que es lo que viene haciendo sistemáticamente el PSOE desde hace meses. Pero si hay alguien que en su día quiso atajar la Ley en aras de una eficacia que no fue tal, que le pregunten al señor Borrel y compañeros de gabinete bajo Felipe González. O que le pregunten al señor Zapatero, que les ha vuelto a contratar.
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos

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