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Sólo un mes lleva la izquierda en el Gobierno y ya se ha terminado el superávit. España, de la mano del PSOE, vuelve al camino del déficit y le ha tocado anunciarlo a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que debe de ser uno de los pocos novoministros a los que les fastidie la novedad. Y lo más llamativo es que no hay ninguna circunstancia extraordinaria que amerite el charco presupuestario en el que se ha zambullido el Gobierno recién nacido. Si el déficit de RTVE constituye un argumento solidísimo en favor de la privatización parcial que desea MAFO, y a lo mejor por eso lo saca a colación, la llamada “deuda histórica” con Andalucía parece más bien una recompensa al granero de votos del PSOE que una sólida razón para desnivelar la balanza presupuestaria. Esa “deuda histórica” la pagamos todos los españoles, ¿y es justo que los yermos de Castilla y Aragón, las umbrías soledades de Galicia y Asturias, pobres y vacías, paguen a la próspera Costa del Sol o a la burocrática y onerosa Sevilla por no se sabe bien qué saqueo “histórico”? Dicho sea de paso: ¿hay algo que no lo sea?
 
Evidentemente, no. Más histórico, por indiscutible, ha sido el equilibrio presupuestario y el modesto superávit en las cuentas del Reino durante los gobiernos del PP. Y no menos histórica es la constatación de que en cuanto la izquierda toca el poder pervierte las matemáticas elementales: la tabla de sumar se convierte en la de restar y la de multiplicar en la de dividir. Esto es el socialismo, por si lo habíamos olvidado. A ver cómo nos lo explican Zapatero y Solbes. O, en su defecto, MAFO. Trabajo tienen.
 

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