Comienza la campaña de las elecciones europeas previstas para el 13 de junio y, aunque, es evidente, el ambiente todavía es frio, nos quedan por delante quince días que con toda seguridad nos dejarán muchas sorpresas políticas. No es momento para bajar la guardia. No es tiempo de ritmos lentos. Estas elecciones no son un trámite.
Para empezar, esta campaña tiene todas las cartas para convertirse en la campaña de los debates, siempre y cuando el Partido Socialista deje de enredar y mantenga el pacto previsto de tres debates electorales. Desde luego, la celebración de esos enfrentamientos dialécticos entre Jaime Mayor Oreja y José Borrell se va a traducir en una característica poco habitual en las campañas españolas. Por primera vez, los mítines irán a remolque de esos debates. Estos cara a cara entre los dos candidatos más importantes van a señalizar los contenidos políticos de los próximos días, más allá de los propios programas electorales. Es desde luego una experiencia positiva que puede servir como referencia en otros comicios futuros.
Es quizá por ello que los candidatos –Mayor y Borrell– tendrán que afinar bien en esos enfrentamientos. Y por lo que estamos viendo en esta pre-campaña el candidato del Partido Popular está más en forma que el número uno socialista. Borrell está coleccionando en muy pocos días un buen dossier de "salidas de pata de banco" que no profetizan una campaña muy afortunada. La verdad es que no se percibe entre las filas socialistas muchos aciertos. La prepotencia o la torpeza de Blanco y los suyos están facilitando el camino a los populares. Y es que tanto enredo del secretario de Organización socialista hace pensar que comienzan a ponerse nerviosos. Dirán lo que quieran decir, pero es en la calle Feraz, con Borrell a la cabeza, donde se está convirtiendo el 13 de junio en la segunda vuelta del 14 de marzo. Y es que es evidente que no se sienten seguros, y más después del flojo arranque del Gobierno. Mucho ruido, pero pocas nueces.