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EDITORIAL

Mayor Oreja: El corazón de España en Europa

Con la tradicional pegada de carteles se ha dado el pistoletazo de salida a la campaña electoral del 13-J. Aunque las europeas suelen provocar tradicionalmente escasa participación, no hay que descartar que en estas vayan a votar más ciudadanos que en cualquier otra pasada convocatoria. Hay motivos para que así sea y, además, para desearlo.
 
En primer lugar, Europa se encuentra en una encrucijada histórica de la que tendrá que salir más pronto que tarde. La Europa de los 25 ha de optar por ser una entidad que llega a unos acuerdos fruto de la negociación y de las transacciones recíprocas, o se convierte en una simple y sumisa prolongación del eje franco-alemán; tiene que decidir de forma conjunta si quiere cultivar los vínculos trasatlánticos ante la guerra que el terrorismo islámico ha desatado contra occidente o, por el contrario, opta por llevar a cabo la técnica del avestruz y la vía de las concesiones, tal y como, por cierto, quiere Ben Laden que hagamos, no sólo los españoles, sino todos los europeos; Europa tiene que decidir si emprende la vía de la liberalización y de la creación de empleo o acepta como un mal irremediable las redes clientelares del sobrepeso estatal y el estancamiento del intervensionismo económico; tiene que considerar si el euro es una moneda común cuyos beneficios derivan de una disciplina y unos compromisos comunes, o bien se trata de la posibilidad de que cada gobierno pueda hacer trampas a costa de los demás. Es mucho, en fin, lo que Europa –y en ella, España—se juega en su futuro inmediato como para esperar que los ciudadanos sean sensibles a su cita con las urnas.
 
Sin embargo, qué duda cabe que el otro factor que va a ser más determinante para esperar una gran participación en estas europeas, es que se producen a escasos tres meses de las últimas elecciones generales. Es evidente que desde el PSOE van a hacer todo lo posible para tratar de consolidar el vuelco electoral provocado por el 11-M. Resulta patética, en este sentido, la airada reacción de la vicepresidenta de nuestro gobierno este jueves contra el fiscal general de EEUU, John Ashcroft, por hacer una lógica referencia a las consecuencias que provocó el 11-M en las elecciones españolas. Que la verdad crispe a quienes han hecho de la mentira su modo de acceso y de permanencia en el Gobierno es lógico, pero no por ello deja de resultar patético. ¿O acaso los terroristas no buscaban provocar ese vuelco electoral? ¿O acaso es “mentira” que todos los sondeos del país antes del 11-M otorgaban una holgada victoria al PP? ¿Acaso el CIS no confirmó esta influencia de la masacre tras las elecciones? Eso, por no hablar del voto de los emigrantes que se produjo antes de la masacre y que otorgó una amplia victoria al Partido Popular...
 
En cualquier caso, el Partido Popular también va a buscar la movilización de su electorado, como ha demostrado desde el primer momento su candidato Mayor Oreja al aceptar los debates con Borrell y al dejar claro que no iba a ser acomodaticio a la manipulaciones del PSOE. Mayor Oreja debe presentarse como la España que es motor y corazón en Europa frente a ese, en el fondo, acomplejado discurso de Borrell que vende su supeditación al eje-francoalemán como muestra de europeísmo.
 
¿Qué reforma y modelo de Europa van a defender quienes demuestran no tener una idea de España y todavía no saben que reformas constitucionales quieren emprender? ¿Qué solidaridad europea van a predicar quienes no son capaces de practicarla entre las autonomías de nuestro país? ¿Qué firmeza ante el terrorismo internacional —como a los socialistas le gusta llamar al islámico— va a predicar en Bruselas un partido cuya victoria en las urnas ha provocado una esperanza y satisfacción que no se ha ocultado desde Al Qaida hasta Hamás pasando por los salvajes integristas de Al Sadar? ¿De qué unión monetaria va a hablar Borrell si con su gobierno España no cumplía uno solo de los requisitos del euro? ¿Qué lecciones de transparencia va dar al funcionamiento comunitario un candidato que tuvo que abandonar el liderazgo de su partido salpicado por casos de corrupción?
 
Tenemos dos semanas para que nos contesten.

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