Los resultados de estas elecciones europeas, que han venido marcadas por la más baja participación de la historia de nuestra democracia, han dado la victoria al PSOE, que ha obtenido el 43,3% de los votos (25 escaños) frente al 41,3% del PP (23).
Ni Mayor Oreja ni Rajoy han podido dejar de reflejar su satisfacción, a pesar de la derrota. No es para menos. Que en menos de tres meses el PP haya recortado en tres puntos la distancia que el PSOE le sacó en las elecciones generales es un motivo para la recuperación de la esperanza tras el jarro de agua fría que cosechó el PP en las urnas tres días después del 11-M.
Por mucho que el PSOE haya concentrado en su candidatura el voto anti-PP, por mucho que los socialistas hayan agitado el fantasma del 11-M con una campaña centrada hasta lo delirante en la guerra de Irak, y por mucho que sus mayoritarios medios de comunicación ya hayan batido en tan poco tiempo todos los récords de manipulación y propaganda, el PP ha quedado a poco más de trescientos mil votos de ganar las elecciones. Y eso que los dirigentes del PP, durante mucho tiempo noqueados por el vuelco electoral del 14-M, han tardado en recomponerse y pasar a la ofensiva.
Tan menguada ha sido, con todo, su esperanzadora derrota que el PP ha sido el partido más votado en trece comunidades autónomas y en 31 capitales de provincia, mientras que el PSOE ha ganado en tan sólo cinco comunidades y en 19 capitales de provincia.
La valoración de los resultados por parte de Rajoy, quien ve confirmado su merecido liderazgo al frente del partido, ha sido la de elevar su compromiso con sus votantes y con sus principios políticos. Esto es lo importante, lo que siempre será verdaderamente "oportuno" y lo que debe recordar permanentemente en el futuro.