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Martín Krause

Frenando el gasto público

¿Cómo se puede controlar el gasto público? Se trata de una pregunta importante porque el gasto gubernamental se disparó en todos los países durante el siglo XX, desde niveles promedio de 5-10% del PIB hasta los actuales de 30-40% y en algunos casos bastante más del 50% en países  considerados capitalistas. En los países federales, el problema se extiende a los estados o provincias.
 
Hay que añadir un problema relacionado, pero diferente: el déficit fiscal, o sea el exceso de gastos sobre ingresos. Sobre esto vale la pena destacar la experiencia canadiense. Según el estudio Tax and Expenditure Limitations: The Next Step in Fiscal Discipline, la mayoría de las provincias canadienses tiene superávit fiscal, varias han establecido un fondo de reserva y han implementado o fortalecido leyes que demandan presupuestos equilibrados.
 
Siete de ocho provincias con este tipo de leyes registraron reducciones en sus déficit, e incluso seis alcanzaron superávit, cinco de ellas en el primer año posterior a la aprobación de la ley. Saskatchewan, Manitoba y Alberta, que implementaron estas leyes en 1995, había tenido déficit en cuatro de los cinco años anteriores, pero sólo lo han tenido un año en los siete posteriores a la ley.
 
No obstante, si bien estas leyes han cumplido ese objetivo, no han sido capaces de restringir el crecimiento del gasto, lo que ha sucedido en siete de las ocho provincias con esa legislación. En esas provincias, el gasto real per cápita crecía antes a un promedio anual de 0,9%, 0,6% y 1% respectivamente. En seis de las ocho provincias el crecimiento del gasto público se aceleró. En Nueva Escocia y Nuevo Brunswick, las que lo implementaron primero, los ingresos públicos per cápita crecieron en un promedio de 1,9% y 1,3% anual. Es por eso que los autores proponen pasar de las leyes de presupuesto balanceado a las que denominan Limitaciones a Impuestos y Gastos (LIG) que establecen un límite a la capacidad de aumentar impuestos y el correspondiente gasto. Estiman que de haberlas aplicado entre 1997 y 2003 cada canadiense se hubiera ahorrado 818 dólares. Estas LIG son bastante comunes en los Estados Unidos.
 
Las  investigaciones realizadas en EEUU por Dale Bails y Margie Tieslau estudiando la política fiscal de 49 estados entre 1969 y 1994 encontraron que aquellos que tenían LIG, requisitos de súper mayorías para promulgar nuevos impuestos, leyes de presupuestos balanceados, limitaciones en la reelección de los congresistas e iniciativas populares tenían un gasto per cápita 473 dólares más bajo que aquellos estados que carecían de estos mecanismos de protección ciudadana.
 
Estas y otras investigaciones demuestran que la eficiencia de la restricción al gasto gubernamental depende del diseño de la LIG, siendo mejor la iniciada por los ciudadanos que por los legisladores, cuando forma parte de la constitución estatal y no es solamente una ley más, cuando incluye a los gobiernos municipales. Las que son redactadas por legisladores suelen ser más vagas y menos estrictas. También es necesario evitar que el gasto termine siendo trasladado a las municipios para eludir las restricciones o la creación de cuentas o fideicomisos por fuera del presupuesto estatal.
 
Según otro trabajo, donde las limitaciones forman parte de la constitución la tasa de crecimiento del gasto per cápita cayó 4,8% con respecto al promedio de todo el país, mientras que en aquellos estados donde fueron solamente parte de una ley, la reducción fue de 2,3%.
 
Queda claro que las restricciones legales y constitucionales frenan el crecimiento del gasto público, pero es necesario también frenar las artimañas de los políticos para eludirlas.

© AIPE

Martín Krause es Rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE)

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