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Juan Gillard López

Nunca se perdió tanto por tan poco

Kissinger solía decir que los dirigentes deben aplicar a su política exterior la regla universal de la proporcionalidad entre los medios empleados y los resultados a conseguir. Lo hacía refiriéndose a la intervención estadounidense en Vietnam. Si bien aquella guerra se antojaba justa en cuanto a sus fines, la teoría del dominó se confirmó en toda la península indochina, cabía dudar que aquellas fichas caídas valiesen la vida de casi 60.000 jóvenes americanos.
 
La aplicación de la doctrina de la proporción de medios por la política exterior de Aznar resulta de libro. Nunca se consiguió tanto con tan poco. Bastó con ofrecer un rácano regimiento, por mucho que se le llamase brigada, patrullando por Diwaniya. A cambio España vio desaparecer de un plumazo el único peligro de conflicto armado en sus fronteras que atormenta a nuestros estados mayores desde hace décadas, amén de reforzar como nunca nuestro peso político en la escena diplomática. Todavía guardo con añoranza un Paris-Match en el que el redactor, en orden a resaltar la actividad pacificadora de Chirac en vísperas de la guerra, señalaba que se mantenía en contacto permanente con Washington, Moscú, Berlín, Londres y... Madrid. Todavía me estoy frotando los ojos.
 
A sensu contrario, el querido ZP ha conseguido invertir la regla kissingeriana. Se ha superado, nunca se perdió tanto a cambio de menos. Por retirar en estampida a unos profesionales que estaban felices de realizar ejemplarmente el trabajo para el que se alistaron, nos hemos puesto por montera a la mayor democracia del mundo, y el vecino marroquí está que se sale. Pone un circo y le crecen los Duraos Barrosos. El espectáculo de la cumbre UE/OTAN produce una mezcla de azoro y amargura para los que a pesar de todo sentimos que nos representa.
 
Para terminar un dato revelador para el que así lo quiera. Hace unas semanas ha pasado totalmente desapercibida la rueda de prensa del Jefe del Estado Mayor francés, General Henri Bentegeat, contando que sus fuerzas especiales habían tenido a “portée de mains” a Ben Laden. ¿No lo sabían? La creme del ejercito galo está pegando tiros en las montañas de Afganistán. ZP debiera empezar a comprender que a estas alturas la riña franco-americana tiene mucho más de maquillaje cara a sus electores de lo que uno pudiera pensar, y mientras nosotros tocando el “Don Nicanor”.

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