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Emilio J. González

Cuidado con los tipos

Esta semana puede quedar oficialmente clausurado el periodo de tipos de interés históricamente bajos. Los mercados esperan que, el miércoles, la Reserva Federal dé el pistoletazo de salida a un proceso de encarecimiento gradual del precio oficial del dinero que después seguirá el Banco Central Europeo. ¿Es para preocuparse?
Los mercados llevan todo el año muy nerviosos respecto a los movimientos en los tipos de interés y esos nervios han ido a más ante el temor de que los precios alcanzados por el petróleo provoquen un encarecimiento rápido del precio oficial del dinero. Sin embargo, los analistas pueden estar equivocados.
 
Los tipos de interés suben, en primer lugar, porque toca. Éstos tienen un ciclo que dura entre nueve y once años que empieza con alzas a mediados de la década, para seguir subiendo paulatinamente, a medida que se acelera el ritmo de crecimiento económico y aumentan las tensiones inflacionistas, hasta qué estas se moderan y permiten que la política monetaria se relaje. Pues bien, la economía mundial ha entrado en una nueva fase de crecimiento económico, más adelantada en Estados Unidos y Japón que en Europa, con lo qué es lógico que se encarezca el precio del dinero, si bien la Reserva Federal y el Banco Central Europeo pueden haberse visto obligados a adelantar el proceso alcista como consecuencia de la evolución del crudo.
 
¿Qué es lo que temen los mercados? Varias cosas. Su primer miedo se refiere a una subida rápida de los tipos provocada por el precio del petróleo. Esta posibilidad no se puede descartar debido a las incertidumbres geopolíticas en Oriente Medio y sus repercusiones sobre la cotización del crudo. Sin embargo, el escenario más probable es el de un alza moderada y gradual, como anticipó hace dos semanas el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, a no ser que esos peligros geopolíticos se materialicen.
 
El segundo miedo es que, aunque la subida sea moderada, los tipos de interés vuelvan a los niveles del pasado. Sin embargo, esto tampoco parece probable porque los factores que permitieron que en los últimos años el precio del dinero alcanzara mínimos históricos siguen vigentes. La liberalización del comercio internacional, que ha limitado las subidas de precios de muchos bienes y servicios, continúa siendo una realidad y las inversiones empresariales en tecnologías de la información, que aumentan la productividad y disminuyen las tensiones sobre los precios, van a más. Por consiguiente, si no hay otras circunstancias que afecten a la evolución de la inflación, como la cotización del crudo, los tipos subirán, pero no tanto como antes porque las tasas de crecimiento de los precios también serán más bajas.
 
Por desgracia, en el escenario de tipos no todo es tan bonito. La subida de tipos afectará a quienes están pagando actualmente una vivienda porque tendrán que dedicar más dinero a la cuota mensual de la hipoteca. Aquí es donde reside el verdadero peligro. Muchas familias españolas se encuentran muy endeudadas a causa de los altos precios alcanzados por la vivienda. Para ellas, la subida de tipos puede ser, efectivamente, un problema muy serio. Además, al endurecimiento de la política monetaria que pueda llevar a cabo el Banco Central Europeo, en España habría que sumar las consecuencias sobre los tipos que pueda deparar la política del nuevo Gobierno socialista de retorno al déficit presupuestario, que probablemente aumentará la prima de riesgo incorporada en los tipos, es decir, que provocará su subida. Este escenario es preocupante porque en todos los países occidentales en los que se ha producido burbuja inmobiliaria, ésta ya se ha corregido, excepto en el Reino Unido y en España. El cambio de signo en la política monetaria del BCE puede ser el alfiler que pinche la burbuja. Que luego todo quede en una especie de congelación de precios o en una caída drástica dependerá en buena medida de la política del Ejecutivo, aunque con el miedo que los socialistas con sus declaraciones están introduciendo en el cuerpo a muchos propietarios de viviendas, son cada vez más los que se inclinan a pensar que puede haber una caída dramática de los precios. La subida de tipos puede ser el pistoletazo de salida.

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