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Encarna Jiménez

Público desastre

Las cadenas públicas de televisión se encuentran en un acelerado proceso de pérdida de audiencia que, tarde o temprano, llevará a los gobiernos que las mantienen a revisar sus estrategias. Las cadenas autonómicas sufren una caída en las preferencias del público por diversas razones y sin importar el color del partido que las alienta. Canal 9 está tratando de eliminar la idea de que la televisión valenciana es cobijo de programas y productoras que suministran material poco acorde con lo que debe ser un servicio público. La dimisión del Director General de RTVV en la última semana tiene que ver con esa reconducción de la oferta autonómica. TV3 ha dejado de ser un referente dentro de la FORTA. Los catalanes están viendo cómo las cadenas en castellano la desplazan. Por su parte, Telemadrid se encuentra en un proceso similar al de Canal 9.
 
Hace años, cuando empezaron a proliferar los canales autonómicos, las voces sensatas proclamaban que se podía descentralizar TVE y no grabar al contribuyente con los delirios de control informativo de los gobernantes autónomicos de turno. Sin embargo, nadie quiso prescindir de su juguete informativo, un artefacto diabólico que se convierte en incontrolable cuando lleva diez años y se acumulan los contratados de las diversas legislaturas.
 
A estas alturas, nadie se cree que la potenciación de las lenguas de cada región y la atención a la cultura propia sean el objetivo que articule la programación de los canales autonómicos y, si se quiere intentar que esto sea así, hay que contar con que la audiencia no se mueve por patriotismo, sino por cercanía y efectividad en unos casos, y en otros por tendencias generales que saben captar mejor las televisiones privadas.
 
El descalabro de TVE en el mes de Junio, en el que ha sido superada por Antena 3 en los informativos, es todavía más alarmante. Caffarel acusa a la anterior dirección de la herencia en programación y subraya la tendencia a la baja que ya se venía produciendo en TVE. Sin embargo, es dudoso que los anteriores directivos tuvieran pensado ponerle minas al equipo entrante cuando hace tres meses no se contemplaba que el Partido Popular fuera a perder las elecciones. En todo caso, de lo que no cabe duda es que la gestión de TVE no ha estado marcada en los últimos tiempos por el rigor y la eficacia.
 
Es probable que, en el futuro inmediato, la geografía española se pueble de consejos audivisuales y se salpimente con “sabios” que sobrevuelen el territorio audiovisual, pero sus aportaciones no dejarán de ser adornos cuando los responsables políticos encaran una situación muy movida en los medios de comunicación. Entretanto, Telecinco y Antena 3 se emplean a fondo en el desgaste a las cadenas públicas.  

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