Menú
GEES

Proliferación nuclear en Oriente Medio

Israel no ha firmado el Tratado de no proliferación de armas nucleares y ha mantenido durante años una política de silencio informativo sobre la existencia de un programa propio. Sin embargo, nadie duda de que Israel ha hecho de la posesión de este armamento la última garantía de su supervivencia. Rodeado por estados árabes que se opusieron a su creación, con un fuerte rechazo a su existencia en el Mundo Árabe y con gobiernos y organizaciones actuando cotidianamente para impedir un posible acuerdo con la Autoridad Palestina, sólo la capacidad nuclear parecía generar la disuasión suficiente como para desanimar cualquier aventura dirigida a una solución final.
 
El tiempo ha pasado y las previsiones sobre la proliferación de armas de destrucción masiva se han ido cumpliendo. Pakistán es hoy una potencia nuclear unida por un débil hilo a Occidente. Nadie puede garantizar que en los próximos años un gobierno islamista no se haga con el poder y reanude los programas de exportación de tecnología nuclear seguidos durante años o, peor aún, utilice su armamento contra Israel. En Irán el programa nuclear de los ayatolás sigue su curso, acompañado de declaraciones radicales de sus autoridades contra Estados Unidos e Israel. Mientras tanto organizan públicamente la captación de terroristas suicidas y desarrollan su tecnología de misiles.
 
Años atrás, actuando con anticipación y secreto, las Fuerzas Armadas israelíes fueron capaces de paralizar programas nucleares enemigos, como en el caso de Irak. Pero esa situación difícilmente se volverá a dar. Nadie cometerá la ingenuidad de colocar todos los huevos en la misma cesta. Los distintos elementos están repartidos, de tal forma que un ataque sólo dañaría parcial y limitadamente la capacidad nuclear del país agredido.
 
Israel tiene que adaptarse a un entorno estratégico distinto, caracterizado por el auge del islamismo y por la proliferación de armas de destrucción masiva. Es verdad que llevan años viéndolas venir, pero eso no quiere decir que tengan la clave para la resolución del problema.
 
Hace años Kissinger ensayó con la Unión Soviética la política de “control de armamentos”, de acuerdos sobre número de misiles y cabezas nucleares, a partir del principio de que si todos tenemos estos sistemas de armas la victoria es imposible. Aquél era un mecanismo lógico, racional... ¿Es posible algo semejante en el Gran Oriente Medio, cuando tus interlocutores son fanáticos islamistas? Al Baradei parece pensar que sí y ése es el sentido de su visita a Israel. Si Israel ya no tiene la exclusividad ¿qué sentido tiene mantener una carrera de armamentos? parece querer decirles. La respuesta está en la falta de fiabilidad del acuerdo. Las políticas de control de armamento descansan en el supuesto de que ambas partes estén interesadas en cumplirlas y dispuestas a que se impongan sistemas de inspección. Tiempo atrás Rumsfeld criticaba a Kissinger, entonces secretario de Estado, por avanzar en esta línea con los soviéticos, con el argumento de que los rusos no pensaban cumplir lo que firmaban y ocultarían material sensible. Kissinger estaba de acuerdo pero, aun descontando lo escondido, seguía pensando que el trato valía la pena.
 
Irak estuvo a punto de tener armas nucleares, mientras la Agencia Internacional de la Energía Atómica, con el inefable Blix al frente, daba garantías de que era un programa civil. Los inspectores vigilan día a día la evolución de Irán, certificando que continúa incumpliendo sus obligaciones y que se encuentra más cerca de su objetivo final ¿Tiene algún sentido firmar un tratado de desnuclearización con gobiernos así?
 
Israel no tiene muchas opciones y sería suicida un desarme unilateral. La gestión de un problema de esta magnitud requiere de la colaboración de todos. Los occidentales lo hemos puesto por escrito en reiteradas ocasiones, pero de lo que se trata es de actuar con firmeza. Dejar hacer o decir creer a quien sabemos que miente sólo hará que el problema adquiera mayores proporciones y que su resolución sea aún más compleja.

En Internacional

    0
    comentarios