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Hay que saludar la firme actitud de Chirac tras el acto antisemita perpetrado por un grupo de magrebíes ante la indiferencia de los testigos, símbolo demoledor de la indiferencia de Europa. Indiferencia denunciada por el primer ministro Raffarin y que encuentra en Francia sus raíces más profundas a causa de la distorsionada imagen del papel de Francia en la preguerra y guerra europeas y, más recientemente, en una sistemática negación, precisamente, del crecimiento del antisemitismo.
 
Porque el Chirac que acaba de pedir el endurecimiento de las penas para los delitos racistas es el mismo que, en mayo de 2002, amenazó a Ariel Sharon con represalias si no dejaba de tachar a Francia de antisemita. Lo cierto es que algunos políticos europeos comparten argumentos con los representantes más radicales de los palestinos. “Israel es un caso anormal que sigue siendo una amenaza para sus vecinos hasta el día de hoy”: ¿Quién es el autor de esta frase? ¿Un neonazi, un antisistema? No: Michel Rocard.
 
Acaban de destrozar en Barcelona la placa del monumento a las víctimas de la Shoá (holocausto), en Montjuic. Es la tercera vez en tres años que los vándalos actúan contra este símbolo. Se han registrado recientemente actos antisemitas en el Reino Unido, Rusia, Francia, Polonia, Alemania, Hungría, Austria y Bélgica. Y también en Canadá y Australia. La mayor incidencia se detecta en Francia, que es a la vez, coincidencias de la vida, el principal forjador y difusor de ideología de la nueva izquierda del siglo XXI. La que retoza con los movimientos radicales, la que los subvenciona, la que fabuló la autoría estadounidense de los atentados del 11-S y la ausencia de judíos en las Torres Gemelas el día de los ataques (murieron casi cuatrocientos).
 
Uno de cada tres europeos cree que los judíos deben dejar de jugar a ser “víctimas del Holocausto” y un 40% cree que el judío tiene “una relación especial con el dinero” (Corriere della Sera). La ONU, que, en palabras de Anne Bayefsky, “se levantó sobre las cenizas del pueblo judío”, se ha convertido en el principal promotor y legitimador del antisemitismo; su conferencia mundial “contra el Racismo” en 2001 fue un aquelarre antisemita.
 
Saramago, el referente de la izquierda europea que comparó Ramallah con Auschwitz, ha reavivado el postulado central de “Los protocolos de los Sabios de Sión”, el apócrifo que preparó el terreno para los pogromos rusos y el Holocausto, al denunciar que Israel cuenta “con el aparato propagandístico sionista internacional”. ¿Con qué aparato propagandístico cuenta él, que ha logrado que prevalezcan sus mentiras sobre Jenín a pesar de las concluyentes investigaciones de Human Rights Watch?
 
España, 12 de julio de 2004. Un popular escritor insiste desdeEl Mundoen la incriminación de las víctimas al cerrar su columna de opinión con estas dos preguntas: “¿No tendrá la comunidad universal que proteger a Israel de Israel mismo? ¿No se provocan así los holocaustos?” Le devuelvo la pregunta. ¿No se provocan así los holocaustos?

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